5

2.8K 354 129
                                    

Luego de que Viktor estuviera mejor gracias al inhibidor, ambos se encontraban sentados en la cocina tomando un poco de té

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Luego de que Viktor estuviera mejor gracias al inhibidor, ambos se encontraban sentados en la cocina tomando un poco de té.

-Lamento... haberme tocado en tu futón -murmuró el Omega, pues cuando Yuuri regresó, no había tenido más opción que meterlo a lavar.

El Beta sonrió despreocupado.

-No te preocupes por eso, entiendo que debió de ser difícil para ti -dijo tranquilamente- Lo importante es que ahora estas bien. Debes ir a casa a descansar.

-Uhm...

Viktor se sentía extraño. Luego de que Yuuri se fue, su celo empeoró como nunca y aun ahora... se sentía como si le faltara algo. Miró a Yuuri de reojo. Si tan solo lo hubiera hecho conmigo, no me sentiría así, pensó con algo de molestia.

-¿Debería acompañarte a casa? -preguntó el azabache al mirar la hora.

El contrario suspiró.

-No, está bien, puedo ir solo -asintió seguro- Además, Makkachin estará conmigo, me siento perfecto -le guiñó un ojo.

Yuuri sonrió un poco aliviado.

-Bien, entonces vamos... te acompañaré a fuera.

Ambos bajaron hablando sobre cualquier cosa. Yuuri no había vuelto a abrir la tienda pues prefería cuidar de su ángel, por lo cual todo el lugar estaba solo y apagado.

-Mensajeame cuando llegues a casa, ¿sí? -pidió acariciando su mejilla.

Viktor cerró los ojos y tomó la mano del azabache para pegarla más a su mejilla.

-No te vas a salvar siempre, Yuuri -murmuró con una voz que el azabache calificó como adorable.

-¿E-Eh?

-Vas a ser mío -aseguró abriendo los ojos- Porque yo quiero estar contigo y sé que me harías tan feliz como yo a ti -besó su mano y se apartó un poco.

-Viktor... -suspiró el japonés, sintiendo como su corazón golpeaba fuertemente en su pecho- No...

-Shh, no quiero saberlo -negó haciendo mover algunos mechones sueltos de su coleta- Te mensajearé.

Y antes de irse, el platinado se inclinó para besar quedamente los labios del nipón.

-¡Hasta mañana, Yuuri! -exclamó alegre, dando unos pasos hacia atrás al ver que el mayor no reaccionaba- Vamos, Makkachin.

-Ah, ah... ha... Hasta... ma... -balbuceó sonrojado, con los lentes al borde de la nariz y totalmente sorprendido por lo que había sucedido- mañana... Viktor.

Esa noche, Yuuri no pudo dormir bien pensando en su querido ángel, y en si estaría bien ser un poco egoísta y quedarse con él.

Entre pensamientos y suspiros, Yuuri no era el único en esta historia que tenía el sueño perturbado. Cierto Alfa en el mismo territorio tenía los mismos problemas para conciliar el sueño, gracias a que en sus pensamientos rondaba el Beta japonés.

Rompiendo el InstintoWhere stories live. Discover now