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Nueve meses después

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Nueve meses después...

La casa nueva era más que suficiente para la nueva familia, pero Yuuri no terminaba de acostumbrarse, sobre todo no teniendo una barriga de nueve meses encima.

-En este momento me gustaría que todo estuviera más cerca -suspiró sentándose con la ayuda de Viktor.

-Pudimos habernos quedado en tu tienda un poco más -dijo el ruso abrazándole, pero Yuuri negó.

-Ya las cosas están hechas... Además, me entusiasma la construcción del área de lectura en el lugar donde estaba el departamento -comentó con una sonrisita.

El peliplata asintió.

-Sí, es grandioso -tarareó de acuerdo.

Desde la cocina Otabek salió hablando por teléfono.

-Ya la comida está lista -dijo luego de colgar, ofreciendo su antebrazo al Delta para levantarse, no pudiendo evitar una sonrisita- Mi madre y hermanos vendrán de visita para la fecha del parto.

-Eso es bueno -asintió el japonés sentándose en el comedor, considerando que aunque quería a su bebé... No lo quería más dentro de sí mismo.

-Sí, estaba hablando con mi mamá sobre tu fecha aproximada de parto y...

Pero antes de que pudiera seguir hablando, Yuuri cerró los ojos al sentir que su parte baja se mojaba...

-Ya viene -gimió, pero los otros dos se quedaron congelados en sus lugares- ¡Ya viene! -exclamó mirándoles incrédulo- ¡El bebé está en camino!

Viktor fue el primero en reaccionar y parpadeó levantándose de un salto.

-¡Enciende la camioneta! Voy por el bolso -exclamó el ruso corriendo escaleras arriba.

El Alfa salió de su estupor yendo a por las llaves para encender el auto, mientras con manos nerviosas volvió a tomar su celular para avisar a su mejor amigo, pero una llamada del mismo le detuvo.

-¡Viene el bebé! -exclamaron ambos cuando la llamada fue contestada.

Kenjirou tenía más o menos el mismo tiempo de embarazo que Yuuri, lo que había desencadenado en la actual situación.

-¿Tú también? Mierda, nos vemos allá. No estamos en casa -se apresuró a decir Yuri antes de colgar.

El kazajo encendió el auto a la vez que volvía a entrar para ayudar a Yuuri a salir.

-¿Duele mucho? -preguntó preocupado por el japonés y su bebé.

Más el nipón solo negó.

-No mucho, solo... Ah... -suspiró y sonrió ligeramente- Solo vamos. ¿Llamaste a Yurio?

-Sí y parece que Miami también tendrá a su bebé -le informó ayudándole a entrar en el auto.

-¿En serio? -preguntó con cierta sorpresa- Vaya, supongo que es un buena noticia... Ustedes dos como mejores amigos tendrán sus hijos en un mismo tiempo aproximado -rió al sentarse, dejándose pasar el cinturón de seguridad.

Rompiendo el InstintoWhere stories live. Discover now