2

3.9K 410 76
                                    

A la mañana siguiente Yuuri se levantó temprano con ayuda de Vicchan, la cual le daba lamidas en toda la cara con el fin de despertarle y que le diera de comer

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

A la mañana siguiente Yuuri se levantó temprano con ayuda de Vicchan, la cual le daba lamidas en toda la cara con el fin de despertarle y que le diera de comer.

-Ya voy, ya voy -murmuró abriendo con dificultad los ojos y viendo todo borroso.

Tanteó el piso en busca de sus lentes y apenas los encontró, Vicchan detuvo sus lamidas y se sentó esperando por él.

Yuuri se levantó del futón y abrió la puerta corrediza para ir al baño a acicalarse y hacer sus necesidades para comenzar el día.

Vicchan ladró luego de veinte minutos fuera del baño.

-¡Ya salí! -anunció abriendo la puerta- Debo estar presentable, ¿no? -sonrió y de nuevo la caniche ladró yendo a la cocina.

Aún tenía tiempo para dibujar un poco y para un rico desayuno antes de salir con Viktor.

Luego de servir comida a su querida Vicchan, su desayuno constó de unas simples tostadas con jamón, huevos y jugo de naranja.

Mientras comía, el Beta abrió su cuaderno y vio el boceto de un joven Omega unos cinco años menor que él, de largos y sedosos cabellos color plata, con un ligero aroma frutal y ojos tan claros como el azul del cielo en una cara angelical de piel parecida a la porcelana. Las risas y sonrisas de joven eran hermosas, las más hermosas que Yuuri había visto o escuchado alguna vez en su vida. Aquel muchacho retratado en su cuaderno era Viktor Nikiforov, su tercer cliente favorito, pero el primero en su corazón.

Viktor era ruso, y al igual que Seung era un estudiante de intercambio pero en la especialidad de Artes. Viktor o como el joven permitía a Yuuri decirle: Vitya, amaba los libros de poesía y las novelas. El Beta había comenzado a adquirir todo tipo de libros necesarios en la facultad de Artes con la finalidad de que pudieran servirle al muchacho que encandilaba su corazón

-¡Yuuri! ¿Ya estás listo? -exclamó desde abajo la conocida y hermosa voz de Viktor.

El nombrado saltó en su lugar saliendo de su ensoñación. Observó las tostadas a medio comer y su cuaderno de dibujo a un lado, hace tiempo que había llenado este de bocetos de Viktor. Le apenaba admitir que había intentado muchas veces pintar el color exacto de los ojos del ruso, pero por más que lo intentaba le era imposible... él no era un artista y su vida estaba llena de tonalidades grises muy lejanas a la explosión de colores y emociones que era Vitya.

Yuuri suspiró dándose cuenta de que se había perdido de nuevo en sus pensamientos sobre su amor imposible y cerró el cuaderno.

Se apresuró a asomarse al balcón y allí estaba él con su lindo cabello amarrado en una perfecta coleta, su hermosa sonrisa, sus ojos brillantes y un lindo conjunto deportivo que dejaba notar el delgado y esbelto cuerpo de un bailarín de un patinador sobre hielo.

-Yuuri, ¿te quedaste dormido de nuevo? Vamos, ¡Makkachin está impaciente por empezar y por ver a Vicchan! -apremió.

-¡Y-Ya bajo, Viktor, lo siento!

Rompiendo el InstintoWhere stories live. Discover now