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Brenda.

Esas últimas palabras se repetían en mi cabeza una y otra, y otra vez. Nunca imaginé una confesión así.

¡SE HABÍA ENAMORADO DE MI!

—No quise que pasara solo pasó—explicaba—. Sé que yo puse las reglas. Yo te di la idea de ser “amigas con derechos”. Lo siento.

Solo la miraba. Estaba muy confundida en éste momento. Mi cabeza y mis pensamientos, todo en este momento están hechos un lío. No podía pensar con claridad.

Por una parte está Jazmín. Ella es una excelente mujer, y sé que le importo mucho, al igual que a mí. Estos días en los que he salido con ella me he podido dar cuenta de la gran mujer que tengo a mi lado. Por la otra está Yessica; no puedo negar el hecho de que ella me gusta, y mucho. Que los besos y las caricias que últimamente nos hemos dados se sienten bien, pero solo siento eso, porque es mi amiga ¿Cierto? La quiero como eso como una amiga.

—Brenda.

La miré.

—Por favor—suplicó.

Podía ver las lágrimas en sus ojos.

—Yo...—comencé.

No podía formular palabras.

—Es tarde tenemos que regresar— sugerí poniéndome de pie.

Por increíble que parezca, fué lo que dije. Me maldije mil veces.

Mire a Yessica que seguía sentada. A pesar de la oscuridad pude notar la desilusión en sus ojos.

Ella asintió y se puso de pie. Caminaba delante de mí, sus brazos estaban cruzados. Me dolía verla así. Pero no sabía qué decir. Estaba con Jazmín, no podía dejarla de la noche a la mañana.

Llegamos a las cabañas. Yessica se detuvo frente a la puerta, y me miró. Juro que mi corazón se partió en mil pedazos con esa mirada. Sus ojos, sus mejillas estaban empapadas por las lágrimas. La luz que se reflejaba por la ventana fué suficiente para ver sus ojos rojos.

Quería abrazarla, era lo único que mi mente pensaba. Quería decirle que todo estaba bien, que no se preocupara por nada. Pero sabía que no estaba bien. No podía seguir alimentando ésto.

•••

El domingo pasó más lento de lo que me hubiese gustado. Estuvimos explorando el bosque, y conociendo los alrededores.

No volví a hablar con Yessica. Tenía miedo de que me odiara, pero tenía que entender, necesitaba tiempo.

Ese mismo día más tarde emprendimos devuelta a la ciudad. Esta vez Yessica y Luis no regresaron con nosotros, y agradecí a los cielos por eso.

Fue un viaje tranquilo sin mucho, de qué hablar. Estábamos verdaderamente agotados.

Después de tres horas habíamos llegado a la ciudad. Pase a dejar a Freddy y a su novia. Luego me puse en camino hacia mí departamento.

Observé a Jazmín, estaba muy callada. Todo el camino vino durmiendo y cuando se despertó no me dijo nada.

—¿Estás bien, amor?—pregunté cuando llegamos.

Puse mi mano en su pierna izquierda.

— Si, solo estoy cansada. Hoy fué una locura.

En serio lo fué. Aunque la mayor parte del tiempo estuve ausente. Literalmente pase el domingo tratando de tomar una decisión respecto a todo esto. Pero no pude lograrlo, estoy más confundida que nunca.

La verdad es que me gusta Yessica, me gusta todo de ella: sus gesto, la cara que pone cuando está confundida, sus hermosos ojos azules, su cuerpo. Pero por el otro está Jazmín, también me gusta mucho, además ella ha estado conmigo todo este tiempo en el que mi “mejor amiga” me ha abandonado. No sería una buena persona si la engañara, no se lo merece.

—Cielo—habló Jazmín.

La miré.

—Tengo hambre—dijo haciendo puchero. Se veía muy tierna.

Sonreí.

—Pidamos algo entonces.

Me paré de la cama y caminé hasta el teléfono y pedí una pizza, ya que esa era el hambre de Jazmín.

Cuando la pizza llegó, nos pusimos a comer y luego ambas organizamos la cocina. Jazmín desapareció por mi habitación y yo me quedé terminado de organizar los trastes.

Al terminar apague la luz y caminé a mi recamara. La primera imagen al entrar fué la de Jazmín, tenía una sudadera mía que le quedaba un poco grande. Llegaba hasta las rodillas más abajo de los muslos.

Está mujer me quiere matar, pensé.

Estaba de espalda a la mesa donde se encontraban todas las películas que tenía. Me acerqué despacio, pasé mis manos rodeando su delicada cintura, luego procedí a poner mi barbilla en uno de sus hombros, y la escuché reír por lo bajo.

—¿Qué buscás?—pregunté.

—Una película—dijo, mientras volteaba para quedar frente a mi—. Será noche de película en tu habitación.

—Me agrada la idea. ¡Por fin! servirá para—¿Te ayudo?

—No, no, no—dijo rápidamente.

La miré confundida.

—Porque mejor no te vas a bañar,y yo me encargo aquí.

—Está bien, señorita. Como usted orde.

Repetí su acción, y me encamine hacia el baño.

Veinte minutos más tarde, estábamos acostadas en la cama. Jazmín había optado por: el diario de noa. Ni siquiera sabía que tenía esa película. Definitivamente no es mi favorita.

Sentí los brazos de Jazmín abrazarme, y luego depositó su cabeza en mi pecho.

—Brenda—susurró.

—Si.

—Te quiero.

Sentí mi corazón encogerse.

La realidad me golpeó al escuchar esas palabras. En las últimas horas había olvidado todo lo que pasó en el viaje.

—Yo.. también te quiero.

Lo bueno de esto es… es que era  verdad, también la quería.

Amigas Con Derechos (Lésbico)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora