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El día siguiente estuvimos temprano en el juzgado. Allí conocimos a la otra madre de la niña, y a sus abogados.

La primera parte del caso prácticamente se basaba en presentar el divorcio al juez. Luego el motivo, evaluar que los motivos eran racionales. Después que el juez a cargo y el comité de testigo llegarán a un veredicto, se dictaría un día en específico para llevar a cabo el divorcio.

Al terminar la primera parte del caso Natalia se ofreció a llevarnos hasta el hotel. Agradecí mucho su amabilidad, la verdad era que los zapatos que llevaba ese día me estaban matando.

Al llegar, cada una tomó su camino.

Yessica casi no me ha hablado. No fuera de lo profesional. Era mejor así, mientras menos cerca estuviera de ella, mejor sería.

Después de dormir un rato decidí bajar  a la piscina, no tenía nada que hacer hasta mañana, así que aprovecharía el sol un rato.

Me puse ropa más cómoda y salí a la piscina. Al llegar me rescate en una tumbona de las que habían alrededor de la piscina.

•••

Me estaba quedando dormida cuando un fuerte golpe en mi muslo hizo que me pusiera de pie. Una pelota de voleibol se había estrellado en mi espalda.

La tome con intenciones de enfrentar al culpable. No me interesa si fue o no intestinal.

Para mí sorpresa Yessica fué a reclamar la pelota.

—Hey.

Llegó corriendo.

—Lo siento mucho, en verdad—se excuso.

—Deberían de tener más cuenta.

—No fue intencional, Bren. Mejor anímate a jugar con nosotros.

Seguí su mirada y me topé con puros hombres, literalmente, no había más mujeres a parte de ella. Imagino el porqué. Llevaba un traje de baño de dos piezas, dejando a la imaginación lo otro.

Los idiotas parados detrás de ellas agitaban sus manos como estúpidos.

—No, gracias. Me quedaré aquí tomando el sol.

Me puse las gafas, y volví a recostarme.

—Ok. Como digas.

Se marchó.

No la volví a ver más. En la noche fui a cenar sola, pase por su habitación para pedirle que me acompañara, pero no estaba.

Lo primero que pensé era que estaba cenando.

Caminé hasta el elevador. Pulse el botón del primer piso y defendió. No había nadie lo que hacia mi estadía más cómoda.

Sentí mi celular vibrar, lo tome y sonreí al ver de quién se trataba.

“Yo: ¿Amor?”

“Mi amor: Hola, hermosa”

“Yo: Hola”

Sonreía como una completa estúpida.Desde que llegué no había podido hablar con ella.

“Mi amor:¿Cómo estás? Te extraño mucho”

“Yo: Estoy bien. También te extraño. ¿Cómo estás tú?”

“Mi amor: Bien, pero si estuvieras aquí estaría mejor”

Amigas Con Derechos (Lésbico)©Where stories live. Discover now