Amigas Con Derechos (Lésbico)©

19

Me encontraba frente a la puerta del departamento de Yessica, besándola.

Luego de besar a mi amiga en el Juzgado, volvimos al hotel. Cambiamos la fecha de salida, al caso haber terminado no teníamos nada más que hacer allí.

En cuanto a nosotras decidí no eludir lo que siento por Yessica.

Quiero a Jazmín y quiero a Yessica, sé que es egoísta de mi parte, pero es algo que no puedo evitar.

No quiero hacer sufrir a Jazmín. Ella es una mujer excepcional, tampoco a Yessica.

Solo haré esto hasta saber qué es lo que en realidad siento por ambas. Mi amiga accedió a tener una relación conmigo. Seguiremos siendo Amigas con derechos.

—Es raro—hable, separandome de sus labios.

—¿Qué?

—Todo esto— respondí obviamente—. El estar así.

Ella sonrió.

—Si, lo es. Pero se siente lindo.

Yessica me sujetó la muñeca y  luego me abrazó.

Estuvimos un rato más así, hasta que mi celular sonó interrumpiendo el momento. Debía recoger a Jazmín en la escuela. Debía estar esperándome.

Me despedí de Yessica, y me encamine a la escuela.

Al llegar estacione frente al plantel. Al parecer había llegado un poco tarde porque no había casi nadie, tampoco niños solo algunas personas que trabajaban ahí.

Decidí llamarla para avisarle que ya la estaba esperando, pero no atendió. Su celular estaba apagado. Intenté varias veces más y nada.

Al final decidí entrar. Entre al enorme pasillo de secundaria. A lo lejos un señor estaba trapeando. Me acerque a él y le hablé:

—Disculpe.

—Si.

—Busco a la Maestra Jazmín. Podría decirme cuál es su aula.

— Claro. La Srta. está en el aula 023, en el pasillo 2b.

Señaló hacia el pasillo.

—Muchas gracias.

Seguí sus indicaciones y camine por los pasillos hasta llegar al aula. Debo admitir que me perdí en varias ocasiones. Hay demasiados pasillos en este instituto.

Al detenerme frente al aula escuché risas proveniente de dentro. La puerta no estaba del todo cerrada. Pude distinguir perfectamente a Jazmín junto a Claudia.

Estaban muy entretenidas que no notaron mi presencia allí. Al parecer la conversación estaba bastante interesante, es una lastima que yo haya llegado a arruinarles su encantadora tarde.

Jazmín estaba sentada detrás del escritorio, su compañera estaba sentada al lado. Tenía su mano derecha alrededor del codo de mi novia, se acercó a esta y le dijo algo, algo muy gracioso porque mi novia no para de reír.

Quería vomitar, en serio quería hacerlo.

Decidí que ya era suficiente con el coqueteo de parte de la Sra. Claudia  Cerré la puerta detrás de mí lo más fuerte que pude haciéndome notar.

—¡Brenda!— exclamó sorprendida—. Amor, lo siento me distraje.

Recogió todas sus cosas del escritorio, y las guardó en su cartera.

Claudia ¡Dios! En verdad que no podía decir ese nombre sin sentir deseo de vomitar. Se paró del lugar que ocupaba minutos antes de mi llegada.

Ambas se dirigieron hacía mi.

—¿Recuerdas a Claudia?—preguntó Jazmín.

Cómo olvidarla.

—Por supuesto, ¿Cómo estás?—

Extendí mi mano a modo de saludo. Ella correspondió con una sonrisa burlona.

No dijo nada, ni una sola palabra. Se limitó a sentir. Rápidamente su atención volvió a Jazmín.

—Entonces... te veré mañana.

—¿Mañana?— cuestioné—. Mañana es sábado.

Ahora se ven fuera de la escuela. ¿De que me perdí?

—¡Cierto! Lo olvidé por completo. Mañana es el taller del que te hablé.

Nunca me habló de nada. Ya veo. No dije nada solo seguí la corriente. Ella se despidió de su compañera y salimos del aula.

Llevé a Jazmín a su departamento. Según ella tenía cosas importantes que hacer.

La deje en su casa y luego me fuí a mi departamento. Al llegar solo quería descansar. Había sido un día agotador. Teníamos varios caso por resolver— nada serio— pero aún así era trabajo. Me di una ducha, y al terminar me puse algo comodo y me acosté.

Me encontré pensando en mi vida, las cosas que hago con ella. Es obvio que yo no soy la mujer de hace dos años. Estoy con dos mujeres a la vez, no me reconozco.

Eludi todo los pensamiento. Pensarlo tanto, no cambiaría nada.

Apague la luz de la mesita de noche, y trate de dormir. Rogando al cielo que al menos en mis sueños, la culpa me deje en paz.