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Al día siguiente nos levantamos temprano, era lunes y debíamos ir a trabajar. Jazmín preparo el desayuno para ambas. Luego de terminar el delicioso desayuno preparado por mi novia la deje en la escuela y yo me encaminé hacía la oficina.

Cuando me estacioné en el parqueo de esta observé que mis colegas ya habían llegado. Entré y me puse al día con los trabajos que tenía.

Hoy tenía un divorcio en proceso, unas señoras se estaban divorciando después de veinte años de casadas.  Todavía desconocía el motivo. Pero lo sabré en la reunión que tengo esta tarde con una de ellas. Lo complicado de mi caso es que hay una menor involucrada. A diferencia de colegas yo no actuó con actos que solo me beneficien a mi cuando se trata de niños, tengo que saber qué es lo que más le conviene al menor en este caso.

La pareja quieren ambas la custodia de la niña. Mi clienta que fue la madre que la tuvo en su vientre asegura que su otra madre no es acta para cuidar a la niña por lo tanto ésta también exige la custodia completa de la niña.

Estaba en mi oficina revisando algunas cosas de mi nuevo caso cuando fui interrumpida por el sonido de la puerta.

—¿Puedo pasar?—preguntó Liz asomando la cabeza por la puerta.

Sonreí al verla. La invite a  pasar, y dejé mis papeles a un lado.

—¿Cómo estás?—preguntó, mientras tomaba asiento frente a mi.

—Estoy bien, gracias por preguntar. ¿Tú cómo estás?

—He estado mejor.

Sonreímos. Ese momento incómodo que llega a las conversaciones: el silencio.

—¿Te he dicho alguna vez cómo conocí a Artur?—preguntó de repente.

La miré confundida. Liz tenía la facilidad de cambiar de tema rápidamente, era normal en ella.

—No—respondí—, creo que no lo haz hecho.

—Estudiamos juntos en la preparatorio. Él era el típico atleta de mi escuela y yo una simple chica a la cual le gustaba ir de fiesta con sus amigos. Recuerdo que lo conocí en una de esas fiestas, nunca le había prestado tanta atención hasta ese día. Él se acercó a mí y me invitó a bailar, al principio no quise porque en ese momento salía con alguien, pero luego lo mire a los ojos y me perdí en ellos—confesó suspirando.

La miraba atentamente.

—Fue una noche inimaginable. Con él sentí tantas cosas, cosas que mi actual novio nunca me provocó.

—¿Amor a primera vista?

La verdad es que no creía mucho en eso. Pero hay personas que dicen experimentarlo, y luego de años continúan juntos.

—Amor a primera vista—admitió—. Luego del baile no volví hablar con él. Solo lo miraba en clases o en el pasillo. Como te dije tenía pareja, y no podía engañarlo, eso no estaba bien.

La palabra engañar se había convertido en un cuchillo. Sentía punzadas en mi corazón cuando escuchaba esa palabras.

—Pero fue más fuerte que nosotros. Un día luego de un partido él corrió hasta mí y me beso. Me dijo que me amaba y ese día me di cuenta que yo también lo amaba. Estaba enamorada de él y a pesar de no querer hacer sufrir a mi novio, el amor hacia al Artur fue más grande que todo eso.

Terminó de contar. Liz cruzó sus piernas y me miró.

—¿Por qué me cuentas esto?

Amigas Con Derechos (Lésbico)©Where stories live. Discover now