Ella era una adolescente aficionada a las novelas románticas, con un poco de cliché, estaba enamorada en secreto del hermano de su mejor amiga. Él era un completo desconocido, sin embargo, lo que no se sabía era que cuando conectaban miradas, sus mu...
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XIV- Capítulo Catorce. - Entristecida
Caminar a tu lado, es perfecto, porque tomas mi mano y me contagias de esplendor.-Ximaginestar065
Me encontraba en la clínica con mi hermana, porque recientemente me había desmayado unas tres veces en la semana, me lograron estabilizar en casa pero, no era normal, así que decidieron traerme a la clínica a hacer algunos exámenes médicos, para ver cabos sueltos, porque corría el riesgo de estar enferma o tener algo. La última posibilidad era la que menos pensaba ni quería.
Entré en una silla de ruedas, siendo llevada por mi hermana, no tenía casi fuerzas, mi voz era en un tono bastante bajo, mis labios se encontraban resecos, sabía que tenía los ojos con unas ojeras bastante largas, me los tapé con unos lentes oscuros, llevaba tan solo un pijama, por suerte llevaba mi ropa interior. Me trajeron para sacarme sangre, mi peor pesadilla, odiaba las agujas, voltee a mirar hacia otra parte, vaya agujeta que sacaron para mi sangre, de inmediato sentí un fuerte pinchazo, algodón y alcohol, me transportaron a una habitación, me recosté en la almohada, suave y aterciopelada, allí caí dormida rápidamente, como lo había hecho las últimas semanas. Desperté, sin saber qué hora era, al abrir mis ojos pude observar que mi novio estaba a mi lado, con cara de preocupación, las manos en sus piernas y se mordía el labio, eso hacia cuando estaba preocupado por algo; al verme levantada, me obligó a sentarme de inmediato, sentí un par de mareos, cuando estaba estabilizada, pude observarlo con mayor detenimiento.
Estoy enojado, ¿Por qué no me dijiste nada, de que te encontrabas en una clínica?-Dijo, con mucha seriedad, sin una sonrisa al final ni siquiera
Hola amor, ni siquiera eso, ¿Cómo te sientes? –Dije y le voltee la mirada.
Es solo que, no me gusta verte en un hospital y lo sabes-Respondió y tomó mi rostro en sus suaves manos, se acercó a mí, y a solo centímetros nos dimos un dulce beso, donde podía experimentar su miedo, pero también su alegría de tenerme en sus brazos. Se sentó a un lado de la cama, y me abrazó atrayéndome a él por la cintura, y su otra mano acariciaba mi cabello. Repetía una y otra vez ∞te amo∞
Casi cuando ya era de noche, lo podía predecir porque en la habitación había un gran ventanal que daba excelentes vistas hacia la ciudad, me levanté con ayuda de Ángel hacia el baño, él me ayudo a ir hacia la puerta, y me esperó afuera. Salí con cuidado, y volvimos a la cama. Mi hermana entró con su esposo y unos doctores que llevaban entre sus manos, muchos papeles. Uno de ellos aclaró la voz para hablar.
Buenas noches, señorita Julieta, hemos descubierto que usted padece una enfermedad en la sangre llamada: LEUCEMIA. Va bastante avanzada, así que necesitamos, que tengan paciencia, no pierdan la calma, esto se puede resolver. Por ahora descansa mucho, regresaras a casa en unos días. Te haremos el tratamiento lo más pronto posible-Dijo, el doctor y miles de pensamientos vinieron a mí, entre ellos estaba: ≤≤voy a morir≥≥ Algunas lágrimas empezaron a salir de mis ojos, mi novio solo se limito a decir: tranquila princesa, ahora más que nunca vas a vivir, me consoló con muchos abrazos y besos en la frente. Mi hermana se acercó, me abrazó y dijo:
Eres fuerte, tal como mamá. No te rindas, que esta es tu batalla triunfal-Dijo, sonrió y yo asentí
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Pasaron algunos días en la clínica, me hicieron algunos exámenes más, me llevaron con una doctora que era especialista en el tratamiento, ella nos habló acerca de cómo iría todo, a la siguiente semana comenzaron a aplicarme el tratamiento. Angelina se había preocupado por no saber de mí, no iba a su casa desde hace unas cuatro semanas, me limité a mandar un mensaje nada más diciéndole: Amiga, estoy enferma, te amo hermana, jamás separadas ∞infinity∞ Y ella solo respondió: En cuanto pueda voy, estoy muy liada con los exámenes, yo te amo más Sister.
Me dijeron que se me empezaría a caer mi cabello, por un lado me venía la melancolía porque se me cayera, pero por otro estaban mis ganas de vencer esta batalla como muchos. Me encontraba cansada, débil, muy melancólica en el asiento del auto, regresando a casa; después de que me pusieran la terapia para mejorar, me había sentido bien durante esta, pero al salir, se desbordó mi mundo.
Ya había comenzado la universidad, yo sin poder asistir, mi hermana fue a hablar con los directivos por mi situación y ellos aceptaron, que la congelara la carrera y terminara cuando me recuperara, era un caso especial.
Llegamos a casa, me ayudaron a subir mi cuñado y mi hermana, casi que apoyando mi peso en sus brazos, de lo débil y cansada que estaba. Me acostaron, mi hermana besó mi frente y susurró que si necesitaba algo.
Quiero un licuado de piña-Dije, porque de verdad era que lo me apetecía, ella se marchó. Decidí enviarles un mensaje a Ángel y a Angelina
Hola, amor ya estoy en casa, te extraño estoy muy cansada-Mandé y luego a Angelina puse
Hola Sister, estoy en casa, te extraño, ven pronto-Escribí y lo mandé.
Cerré mis ojos, dormí transportándome con mi madre a ese espacio mágico, fugazmente iluminado, protegido por ángeles, arcángeles, mucha felicidad se veía allá adentro. Mi madre esta vez me tomaba de la mano, me llevaba por un esplendoroso sendero de flores, árboles de todo tipo, lo más curioso del sueño era que mi cabello estaba allí, en su lugar ella me susurró: no tengas miedo, que ya estas al final
Me desperté con más energía, a mi lado estaba un licuado, lo tomé con instancia en mis manos, tocaron la puerta tres veces, paso mi hermana diciendo que había visita, le ordené que los pasara.
Entraron por la puerta sonrientes: Angelina y Ángel, y atrás les seguía la pequeña Lucí, se acercaron a mí, primero Angelina me abrazó apachurrándome, luego Ángel y yo compartimos un beso casto y por último la pequeña Lucí esperando su turno para saltar a mi (literalmente) y abrazarme. Conversamos un largo rato, sin tocar mucho el tema de mi enfermedad, ya que eso atormentaba, pasamos el tiempo en juegos de mesa antiguos de cuando éramos unos adolescentes, aprovechamos para recordar viejos tiempos, incluso comimos pizza. Lo que más me gustaba de estar con ellos tres, era que no me juzgaban, era estar como habíamos sido siempre.
Pasada la tarde y parte de la noche, todos se fueron dejándome descansar. Pasé algunos minutos pensando en lo afortunada que había sido en vivir y que madre haya muerto por mí, en vivir durante esta enfermedad tan dura para la mayoría que la padece. Y me dormí en un sueño cálido e inocente.
