thirteen

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13. Del cómo las personas necesitan amor y cuidado.

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A R I A

Miré con frustración el papel entre mis manos, mirando las marcas rojas que se reían de mí. Había suspendido otro examen de matemáticas y si la cosa seguía así, pronto suspendería la asignatura. Mis padres todavía no sabían la nota de mi anterior examen, y podía imaginarme qué harían después de descubrir que su única hija no se dedicaba básicamente a estudiar. Puse los brazos sobre la mesa y enterré la cara en ellos, gimiendo con frustración.

Esta semana había sido la peor con diferencia. Primero Walter fue llevado en ambulancia y aún no sabía por qué, después tuve una desagradable discusión con él y ahora había suspendido otro examen de matemáticas. Y si eso no fuera suficiente, se suponía que asistiría a la reunión de nuestra escuela mañana y vería a todas esas chicas burlándose de mí.

Sería mejor si alguien pudiera matarme.

- ¿Suspendiste otra vez? – levanté la cabeza para ver a Iris mirando mi examen. Fingiendo un grito regresé a mi posición anterior. – Pensé que Walter te había enseñado esto.

Hice una mueca al escuchar su nombre. Era su culpa que no pudiera concentrarme en mis estudios y que hubiera fracasado. Me moví incómoda en la silla.

- Parece que no estudié lo suficiente.

- Siempre puedes pedirle a Walter que te ayude otra vez – me dio unas palmaditas en la cabeza y tuve que contenerme para no poner los ojos en blanco. – Después de todo es tu novio. Por cierto, ¿cómo está? Hoy no lo he visto.

- Está bien – murmuré, enderezándome.

Estaba bastante segura de que estaba disfrutando estar solo en su casa.

- Aria, ¿habéis discutido otra vez?

Iris me lanzó una mirada de sospecha, cruzando los brazos como un padre enojado. Al menos esta vez sí tenía razón, discutimos el día anterior y estaba más que segura de que, fuera lo que fuese lo que había entre nosotros, ya había terminado. No quería volver a verlo y probablemente él tampoco estaba dispuesto a verme. Por mucho que encontrara razonable mi arrebato de ayer y no me arrepentía en absoluto, todavía quedaba un pequeño problema por resolver. La gente todavía pensaba que éramos pareja y ese hecho hacía que todo fuera más complicado para mí.

- Bueno, Iris... - tomé una respiración profunda.

Estaba lista para poner fin a esta situación ridícula y decirles a todos que habíamos roto. Abrí la boca para decirlo en voz alta, pero de repente el grito de Charlotte me interrumpió. Giré la cabeza para verla correr en nuestra dirección con una sonrisa grande y dentuda.

- ¡Chicas!

Casi no podía respirar y se sentó de forma brusca en la silla vacía a mi lado. La amplia sonrisa no abandonó sus labios ni por un segundo.

- ¿Qué pasa? – Iris levantó una ceja, observando cómo tragaba saliva como si acabara de correr una maratón.

- ¡Hay un nuevo estudiante! – Charlotte finalmente logró decirlo entre jadeos. Se lamió los labios secos y vi un pequeño brillo en sus ojos. - ¡Está buenísimo, tenéis que verlo!

- ¿Clase?

Iris se inclinó más cerca de ella y puse mi codo sobre la mesa, descansando mi barbilla en la mano con desinterés. Tenía suficientes hombres guapos arruinando mi vida junto con sus locas fangirls, así que ni siquiera me molesté en parecer emocionada por la noticia de un nuevo estudiante.

El Playboy tiene un Secreto, [SP#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora