sixteen

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16. Del cómo engañarte a ti mismo.

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W A L T E R

"Necesito que vengas a Slumdog Café. Te espero."

Parpadeé con asombro hacia la pantalla, dándome cuenta de las palabras que acababa de leer. ¿Qué demonios? ¿Por qué Aria me mandaba este mensaje? Suspiré con frustración, dándome cuenta de que quizá estaba con alguna de sus amigas superficiales y necesitaba que estuviese allí para actuar. ¿Para qué otra cosa me iba a llamar? ¿Y por qué demonios me pregunto esto?

Me quedé sentado en la silla, pensando en qué debería hacer. Hoy estaba aburrido y no tenía otra cosa que hacer. Jake estaba trabajando y no había otra persona con la que pasar algo de tiempo, a no ser que fuera Jules, y realmente esa idea no me convencía en absoluto. Estaba cansado de ella y de su estupidez, aunque eso no quitaba que pasase buenos ratos con ella. Aún así, ella actuaba como si fuésemos algo más, daba igual las veces que le dejase claro que no tenía pensado llegar a nada más con ella. Pero parecía que se hacía la tonta y actuaba como si nada.

Gruñendo, me levanté. Quizá podía acercarme y ver por qué me necesitaba tanto, realmente estaba ansioso por ver su reacción al verme. Seguramente ella no tenía esperanzas de que fuera. Además, si yo le hacía ese favor ella tenía que saber no había nada gratis, y que ella tendría que devolvérmelo, tarde o temprano.

Decidido, cogí una gorra y me la puse. Unos minutos después estaba saliendo de casa de camino a la cafetería.

Decidí ir caminando, hoy hacía un buen día y la brisa refrescante me relajaba. Caminar siempre me había gustado, me hacía poner la mente en blanco y todo desaparecía. No había preocupaciones ni malos sentimientos, solo yo y el mundo. Estar encerrado en casa me hacía volverme loco y no hacía más que darle vueltas a la cabeza. Últimamente y por alguna razón, pensaba demasiado en Aria. No lograba comprenderla. A veces actuaba como si realmente me odiara y otras, como cuando me vino a pedir perdón, como si le importara. No sé si era porque la parte más curiosa de mí quería saber más de ella, pero siempre acababa preguntándome cosas que estaban relacionadas con ella.

No es que me importara, de eso estaba seguro, ella solo era una simple diversión pasajera (y eso era todo lo que iba a ser), pero era inevitable para mí curiosear acerca de ella y de lo que pensaba. Además de que cuando estaba con ella, lograba hacer que también me olvidara de todo, aunque solo fuera por un tiempo.

Un tiempo después llegué a la cafetería. Cuando entré, lo primero que vi fue a un grupo de chicas sentadas en un círculo hablando y riendo. Las observé y luego vi que una, señaló a algo al otro lado mientras las risas aumentaban de tono. Seguí su mano y la vi en la barra, a Aria.

Parecía asustada e incómoda, como si no quisiera estar allí. La miré por unos segundos antes de volver mi mirada a esas chicas que estaban burlándose de ella. Até los cabos y supe entonces por qué me había mandado ese mensaje, quería evitar que esas chicas se burlaran de ella. Probablemente les habría contado otra mentira como les había dicho a sus amigas superficiales, y ahora su mentía parecía haberle explotado en la cara.

Me acerqué a ella mientras el camarero le daba su taza de café y decidí sorprenderla. Agarré su taza y la acerqué a mis labios, bebiendo un sorbo.

- ¡Oye! ¡Qué...!

Sonreí al ver su cara de asombro y al saber que había logrado mi objetivo de sorprenderla. Hizo un movimiento extraño con sus cejas y la vi pestañear un par de veces, y no pude evitar reír ante tal actuación.

El Playboy tiene un Secreto, [SP#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora