Capítulo 27

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Se te terminó el sufrimiento, por ahora. No entiendes como, pero por culpa tuya, Marcos está muerto. Una muerte horrible, despiadada. Igual de despiadada que la gente que te puso en ese lugar.

Juan y Nélida. Los salvaste. Están felices por ello, pero no pueden evitar pensar que Marcos no sobrevivió a su acertijo. En realidad, a tu acertijo. Lo mataste, y él solo quería ser tu compañero de trabajo. 

Sientes el clima tenso. Sabes que ninguno hará el comentario, pero te imaginas exactamente lo que están pensando tus compañeros en estos momentos.

Como por inercia, se sientan en la mesa donde los espera un gran banquete.

Rompes el hielo con algunas preguntas casuales porque no quieres seguir cargando con el peso de una muerte en tus hombros. Deseas olvidarte de ello por ahora.

Al parecer, tu intento de buena fé resulta y tus compañeros también se olvidan de todo por un rato.

Te la estás pasando bastante bien, hasta que Julieta y Tomás terminan por ponerte una presión inconsciente. Mientras charlaban, la chica no pudo evitar contarte que tenía a su hermano pequeño con deficiencias solo en casa. Ella dice que puede estar corriendo peligro.

Por otro lado, Tomás te cuenta de su familia: esposa e hijos.

Piensas que si matas a cualquiera de los dos, estarás destruyendo más de una vida.

No pegas ojo en ningún momento, y rezas tanto que las palabras ya no tienen sentido.

Te saca de tus pensamientos la voz del parlante, que te indica que abras el cuarto sobre.

Ve al capítulo 45.


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