Capítulo 42

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Te dicen la rompecorazones, falsas ilusiones, no esperes que cambie con el tiempo. 

Ese es el cántico celestial de Daddy Yankee y Ozuna que canta Marcos en estos momentos, luego de haber visto las muertes de Nélida y Juan en vivo y en directo.

Y no es para menos. Te mereces lo peor por no haber acertado. Mataste a la viejita y al chico joven, con toda una vida por delante. 

Detestas en estos momentos tu uso de la lógica. Incluso entendiste la respuesta correcta a uno de los acertijos una vez que ya habías respondido incorrectamente. 

Marcos ni te dedica una mirada, mientras que Julieta y Tomás te insisten en que necesitas salvarlos, no por ellos, si no por alguien más: las vidas de sus familias están en juego.

Julieta tiene un hermanito pequeño con deficiencias cardíacas que necesita ser cuidado las veinticuatro horas del día, puesto que se encuentra en estado crítico. Sin su hermana, no sobrevivirá mucho más tiempo.

Tomás tiene una hermosa familia, con su esposa Raquel y sus dos hijos, Pedro y Julián. Piensas en esos niños sin su padre, y lo difícil que será para ellos tener una buena infancia.

Te sientas en la mesa de comedor y cenas en silencio. No se dice una palabra más.

Ves como Marcos se estaba conteniendo de pegarte hasta que no pudo más. Te volteó al suelo de una piña en la cara y te quedas inconsciente.

Te despierta el ruido del altavoz, indicándote que es hora de abrir el cuarto sobre.

Ve al capítulo 45.

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