Capítulo 50

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Lees el tercer acertijo. Otra vez aves. Si ya creías que el creador estaba loco ahora lo confirmas. Por lo menos tiene un trauma o una manía con los pájaros.

Maldices por vez número mil desde que estás allí encerrado/a.

Si tus cálculos son correctos, con la opción B, en la que presentan cuatro aves y dos árboles, Juan debería estar a salvo. Entiendes que nunca fuiste el mejor en matemáticas, ni literatura, ni biología... Bueno, en teoría entiendes que eres un desastre, pero confías que esta vez estará bien, no parece un acertijo difícil. Puro juego de palabras.

Tomas el bolígrafo y escribes con firmeza la solución. No vas a fallar. Tampoco puedes hacerlo.

Enseñas tu respuesta a la cámara que más próxima tienes.

Las luces se apagan de inmediato. Es evidente que te equivocaste. Te equivocaste como nunca.

Las luces recobran su luz de manera intermitente. Parece un escenario de película de terror, y no está muy lejos de eso.

En la pantalla puedes ver a Juan amarrado a una rueda Tacoma. Junto a él, un hombre vestido de negro que cubre su cara con la mascara de una morsa, o una foca, o alguno de esos animales. En sus manos sostiene un juego de varios cuchillos.

Gira la rueda y le da velocidad. La fuerza centrífuga va aumentando con cada golpe que "la morsa" le da.

Cuando toma el envión necesario se aparta y comienza el show.

El primer cuchillo que vuela impacta justo entre sus ojos y sobre la nariz.

El segundo en su pecho, casualmente con una leve inclinación hacia la izquierda. Precisamente en su corazón.

El vídeo está ralentizado, puedes ver todo con exactitud.

Los cuchillos tres y cuatro impactan y se adentran a la altura de los riñones.

Por último, el último cuchillo, el más pequeño pero el más filoso, de adentra en su garganta a la altura de la tráquea.

La habilidad del tirador era impresionantemente fatal para desgracia de Juan. Para desgracia tuya.

La rueda se detiene con lentitud.

El enmascarado se acerca al cuerpo y retira los cuchillos, haciendo que el cambio de presión cause que la sangre comience a salir, y ante esta situación vuelve a hacer girar la rueda. La sangre comienza a crear un cuadro abstracto en toda la habitación. Mientras tanto y en medio de tal escenario el asesino te señala y se retira, dejando a la Tacoma girando mientras que el fallecido se desangra.

Tu piel palidece y pierdes fuerzas. Apoyas tu cara sobre la mesa de la sala.

El altavoz habla de nuevo: ya no debes abrir el siguiente sobre. Tómate la noche para descansar. Mañana será otro día.

A) Salvaste a Nélida y Marcos. Juan está muerto. Ve al capítulo 44.

B) Salvaste a Nélida. Marcos y Juan están muertos. Ve al capítulo 39.

C) Salvaste a Marcos. Nélida y Juan están muertos. Ve al capítulo 42.

D) Los tres están muertos. Ve al capítulo 54.

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