¿Qué eliges? | Historia interactiva

Capítulo 66

Lees el acertijo y no puedes concentrarte. No dejas de pensar en que será de la familia de tu compañero si te equivocas. 

Comienzas a sacar cálculos, cien dividido cien es uno, multiplicado por la cantidad de personas que ingresaron a la habitación, contándote, es seis. Menos la cantidad de hijos que tiene Tomás da cuatro. Cuatro debe ser la respuesta.

Te ríes porque intuyes que lograste adivinar que no era un acertijo matemático, sino que era un engaño lógico.

Seleccionas la opción C, convencido de que será la correcta. Esperas ansioso que el altavoz se comunique contigo. Esperas que todo saldrá bien.

Pero no, todo se desmorona en insignificantes segundos. Fallaste. Mataste a Tomás. Quebraste su familia, sus ánimos, tus ánimos. 

Ahí está él, al otro lado de la pantalla con una bolsa de arpillera negra en su cabeza. Con sus manos amarradas con una soga.

Detrás suyo un hombre trajeado como medieval cubre su rostro con la careta de un canino.

Delante de ambos, una guillotina francesa digna del año 1790 o alguna de esas fechas. 

Parece una vil representación de la víctima y el verdugo. 

Como en toda representación, coloca el verdugo la canasta que sostendrá la cabeza del fallecido del otro lado de la cuchilla.

Arrodilla a la víctima de manera brutal acomoda su cuello en el hueco de la madera destinado para tal fin.

Te señala y de espaldas a la pantalla se quita la máscara y se pone una bolsa de arpillera con los hoyos de los ojos cubriéndolo.

Ahora, con todo ya preparado, suelta la hoja de metal que decapita a tu compañero. La sangre se desparrama sin detenimiento y se filtra por los huecos del cuenco que retiene su cabeza.

Caes arrodillado en el lugar donde estabas, desahuciado, deshecho.

Para empeorar aún más las cosas, el parlante vuelve a sonar:

—Lamentamos decirte esto, ahora te toca ser juguete, juguemos a víctima y verdugo nosotros también. Un nuevo participante entrará al cuarto, se amable.

Ve al capítulo 46.