20

1.9K 192 18
                                    

Corriendo voy a casa a vestirme de forma discreta, llevando conmigo la foto donde Shoto y yo aparecemos en la elemental y voy al hospital. Ya allí encuentro un registro Todoroki-san: no puede ser sólo una coincidencia...

—¿Ha-hada? ¿Hada… mágica? –exclamo cuando al abrir la puerta, encuentro una silueta de una mujer idéntica a la madre de Todoroki y al hada mágica de mi infancia.

—Tora… –murmura, envuelta en lágrimas y me abraza– creí que te habrías olvidado de mí.

—Por supuesto que no –joder: ni siquiera recuerdo su nombre.

—¿Y recuerdas mi nombre, Demonio rojito? –¿¡su Particularidad era telepatía!?

—Eh-h…

—Jaja; por supuesto que no, porque una sola vez te lo dije y dijiste que jamás sería otra sino tu hada mágica. ¡Cuánto has crecido!

—Eh-h, sí…

—Tora, puedes seguir llamándome como cuando eras pequeña –los ojos se le nublan.

—Vale, hada mágica. Pero antes, descubrí algo… que seguro ya sabías… –mientras ella sirve té (no me voy a acostumbrar a llamarla Hada Mágica; necesito que Shoto me diga su nombre), saco la fotografía y se la muestro. Ella extiende la mano, temblorosa y toma la foto. Me la regresa al poco– sí, fueron compañeros de aula poco después de tu accidente.

—Hada Mágica, Shoto entró a U.A. y va en mi misma aula. También somos vecinos.

Una taza tambalea de sus manos y cae sobre la mesa, con suerte aún vacía y sobreviviendo al impacto: la madre de mi mejor amigo, el Hada Mágica de mi infancia, está sorprendida ante la noticia. Ella se sienta y con calma le explico todo, contándole de tal modo que no la haga sentir culpable ni parezca que Shoto está siguiendo el camino de su padre muy apegado a él.

—V-vaya… –es lo único que dice. También me pregunta por mí y entonces encuentro algo: esté loca o cuerda, quizá ella sea la persona adecuada para desahogar mi historia.

Poco a poco, conforme hablamos, le cuento mi historia y ella la suya: por si fuera poco acabamos llorando océanos de lágrimas saladas. Me dice que en el fondo extraña a sus hijos, pero teme verlos por el daño que les ha hecho y más al más pequeño. Yo consigo contarle lo mío, siendo que ella ya sabía lo de mis padres, pero le cuento de cuando era héroe clandestina y esas cosas. No incluyo a All Might en ningún momento.

—¿Por qué no me contaste de que tenías un Kosei? Eso habría confirmado que eras un hada mágica.

—Si lo hice. ¿Cómo sino siempre que nos veíamos te daba paletas de hielo a montones?

—¡Es cierto! Pero no recuerdo haberte visto usarlo.

Una campanada en la calle suena y al ver en un reloj de pared…

—¡Vaya! Ya son las 3…

—Tora ¿tienes cosas que hacer?

—Algo así… ése hijo tuyo me espera para entrenar.

—Tora ¿no serán pareja tú y Shoto, cierto?

—Nop; lo veo más como amigo y compañero. Los lobos solitarios nos llevamos bien en manadas individuales.

—… eso pensé. ¿Volverás, pequeño demonio?

—Por supuesto –antes de irme me abraza y susurra a mi oído.

—Cuida a mis hijos. Cuéntame más de ellos.

—No te preocupes. Algún día los traeré aquí y por sus propios pies.

One for All Where stories live. Discover now