❝...Bella, solo eso puede decirle en un completo susurró, temiendo ser oída por terceros❞
Ella la ve, tan refinada, única pero pasiva a la vez con su larga y castaña melena, cayendo en sus suaves pero débiles brazos. Postura perfecta y ese sutil ce...
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La ogra tomo agallas en contra de esta antigua ciega, se está atreviendo a todas las medidas posibles, para eliminar parcialmente toda evidencia.
Lo que no sabe, es que la memoria no se sella.
Aún que amenace con tirar mis pertenencias hacía fuera, con un boleto hacia la calle no iré, peleare hasta con la última gota de sudor, así tenga que alterar todas las reglas establecidas en la casa, no seré un modelo manejable, ya no.
Se ve todo pequeño, de lugar tuvimos que cambiar pero la severa charla que tienen a nuestros oídos llegan, sin cesar como terribles taponazos. Gómez Julieth da argumentos desordenados, provocando alteración en cada una de las explicaciones que tiende a aclarar, para que ambas empleadas con un título bajo, sean las que toquen el botón de eliminar registro.
Bella se niega rotundamente a borrarlo, en cambio la bibliotecaria no tiene negación alguna, por temor a ser echada del puesto, no se une a las protestas de la contraria, compañera de archivos viejos. Quien hecha humo en estos momentos, frente a las viles razones de la directora, por obligarlas a borrar el número que tanto deseo tener, para destapar toda esta farsa de vida inventada.
-¿A cuál alumna se refiere? -Insiste al sospechar de cierta chica.
-¡Ya bórrelo no está en su derecho de pedirme explicaciones Lorenz!
-Esto es un bochorno una equivocación algo impropio de una persona con clase como usted. -Confronta sin cuidado ambas avanzan con un semblante tosco.
Amanda bastante inquieta con la situación las separa, pero no es suficiente se lanzan las rabietas visualmente. La pelirroja espectadora de tal escena muerde sus uñas nerviosa, temiendo dar la declaración sobre aquel día temeraria por quedar fuera, pero valiente procede con las sospechas respecto a la alumna que tanto su colega ansía descubrir.
–Verán, ese día vi a la jovencita...–Confiesa dudosa de si abrir la boca será conveniente para ella.
La mandona directora con un cargo superior, intimida a la señora que se atrevió a gritarme, ya que por distracción coloque los papeles de dicha materia, sobre el sitio no correspondiente. Solo la sospechosa mujer de las pinturas se abstiene al sucio acto de la directora, ante ello la contraria manipula visualmente a dicha bibliotecaria.
-¡Vendré todos los días a ayudarle si me da información sobre la joven! -Ofrece a toda costa con tal que la señora confiese.
-¡Seguramente esta confundida!– Suelta nerviosa lanzándole un gesto de advertencia. –Ni se te ocurra abrir la boca.
-Con que silencia a empleadas... ¡pero por favor que tanto esconde, habla no dejes que te callé!–Furiosa alza la voz.
-¡Acaso no escuchó es confidencial deja de incentivarla!
Se miran con rabia son polos opuestos, tal y como el agua y el aceite chocan constantemente, sin pudor ninguna se rinde ante duelos de miradas y palabras no compartidas, una voz alarmada las saca del pleito.
