✧ Capítulo: [23]

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Sedada por el repentino acercamiento, balanceo las piernas de adelante hacia atrás, podría decirse que estoy en un columpio, por la ligera manera del movimiento, definitivamente esa acción, no ayuda a calmar esta fuerte ola de nervios

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Sedada por el repentino acercamiento, balanceo las piernas de adelante hacia atrás, podría decirse que estoy en un columpio, por la ligera manera del movimiento, definitivamente esa acción, no ayuda a calmar esta fuerte ola de nervios. Sabiendo que estoy tan cerca, mis sentidos se revelan, dejando sobre la mesa, ese dominio que su presencia posee en mí.

—No estés nerviosa no voy a comerte. —Bromea con un gesto pícaro al ver lo inquieta que estoy. —Oh quien sabe.

Tras escuchar lo que acaba de decir, maldigo por dentro, reprimiendo las ganas de contestarle.

«Esta mujer me va a matar»

De manera sigilosa, observo ese cuello al descubierto, resulta ser muy atractivo, su piel tan blanca refleja el parecido a una muñeca de porcelana, delicada y sensible. La palabra belleza es escasa para definirla, es una mujer diferente, fuera de lo común, alguien que a simple vista, parece ser un hermoso diamante en bruto.

Contempló cada uno de sus movimientos, especialmente en lo concentrada que esta, por marcar los hechos importantes de una novela, que lee con frecuencia.

Sumergida en esa acción, comienzo a pensar en lo lejos que estoy de saber algo más de ella. Hasta entonces, no sé cuántos años tiene, ya que se negó rotundamente a confesarlo, mucho menos si es madre.

Quisiera conocerla un poco.

Esta cerca, pero a la vez es una desconocida.

—¿Tienes algo que quieras preguntarme? —Suelta de repente notando mi mirada enfocada en la nada.

—Si...—Pronunció dudosa imaginando que hará odios sordos. —Quiero saber cuántos años tiene.

—¿Tan vieja parezco? —Responde ofendida sin perder esa leve sonrisa.

—No claro que no se ve muy hermosa, aunque sea más grande que yo las arrugas aún no se le notan. —Suelto imprudente sin darme cuenta de que podría sonar como un insulto. —Disculpe no fue con intención, suelo hablar antes de pensar.

—¿Enserio? recién lo noto. —Agrega sarcástica con una risa. —Tengo treinta y cuatro años.

—Seguro ya tiene hijos... —Susurro en voz baja esperando que solo yo lo allá escuchado.

—Te equivocas no los tengo. —Afirma con seguridad. —No puedo tener hijos propios.

La última confesión consigue entristecerme, por otra parte, se muestra callada, con un rostro inexpresivo. Deseo abrazarla, pero por miedo a ser rechazada en el acto, desisto de la idea.

—¿Cual fue tu inspiración al dibujarme? —Dice con una pizca de interés esperando que formule una respuesta. —Desde que vi tu potencial no pude dejar de pensar en el porqué del resultado.

—Usted fue la inspiración y la razón del dibujo.

—Así que solo dices eso... —Balbucea para si misma.

Mi Bella Imposible (EN ARREGLOS)Where stories live. Discover now