❝...Bella, solo eso puede decirle en un completo susurró, temiendo ser oída por terceros❞
Ella la ve, tan refinada, única pero pasiva a la vez con su larga y castaña melena, cayendo en sus suaves pero débiles brazos. Postura perfecta y ese sutil ce...
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La mañana parece pintarse de una sola temática, la de los ochenta repleta de colores vivos y voluminosos. El timbre toca anunciando un recreo, las viejas maderas de los salones rechinan por las zancadas y corridas, que se lleva cada alumno para obtener uno de los primeros panecillos calientes de la cantinera Susan, esta vez no soy la chica que termina siendo aplastada entre tanta multitud, me gane el primero y el último que hará, hasta que llegue el encargo de harina a la institución.
La venganza es sabrosa.
Desesperados prueban comprarme, con unas pocas monedas el aperitivo que puede llegar a desquiciar a media secundaria, rechazó cualquier tipo de oferta dándole un gran mordisco al pan, que ahora desborda crema de chocolate dándome igual las consecuencias que reciba, por ser alérgica al relleno que trae dentro.
En fastidiar suele irme bastante bien.
Tras caerme varias miradas asesinas, salgo de allí como la persona más triunfadora del planeta, nunca recibí tanta atención hasta este día, quien diría que las cosas insignificantes pueden alterarte de tal manera.
Sin tener a nadie que pueda observarme, saco la extraña foto que robe en plena madrugada, aún tiene ese polvo grasoso, rasguños y olor viejo, esta sentenciada de varias primaveras. En el centro se muestra el rostro de una niña pequeña, con un lindo vestido lila, a la derecha se ubica una señora, joven y radiante regalando sonrisas gracias a unos ojos extravagantes, hacia el otro lado de la pequeña hay un hombre, muy alto, de piel bronceada, y vestimenta adinerada, el rostro fue masacrado por unas filosas tijeras, nada de sus rasgos se puede notar mucho menos el nombre u apellido.
Esto debe de significar algo.
Por que si no pudo ser recortado.
Fue a propósito, para que nunca sepa quien es el en verdad.
Para que siga en este vaivén de miedos y dudas, que me ultrajan cada vez que llegó a pensarlo.
Debo tener una estrategia, no ganará, no si se alimenta robando sueños ajenos y libertades inocentes.
Un comienzo puede ser mejor, que un par de victorias sucias.
—¡Así que aquí estas! —Reaccionó asustada al oír a Esteban gritar ambos lograron tomarme por sorpresa rápidamente escondo la fotografía simulando no haber movido ni un dedo. —Llevamos buscándote desde que el timbre toco.
—Oye y eso... ¿qué guardabas? —Interroga Jazmín al verme exaltada.
—La lista de aperitivos para la cena de hoy. —De seguro sone igual a una ridícula diciendo lo primero que se me cruzó por la mente ninguno de los dos parecen convencidos. —¡Y ustedes están invitados! ¿no es genial?
—Oh si comida gratis ¿por que no?-Emocionado levanta la voz saboreando la comida. —¡Llevaré mi tenedor especial! espera... ¿que comeremos?
—Lo único que comerás será una buena ida hacia tu casa. —Interviene cortando el hambriento sueño que solía rondarle hace unos segundos. —Su madre no te dejará pisar siquiera el césped.
