Me enamoré cuando llegué al instituto, me enamoré de la forma más tonta e inútil, se sentaba frente de mi, lo veía todos los días, a cada momento.. a cada instante, al principio no me miraba, siempre estaba metido en su mundo.. perdido en él para ser más exacta. Un día lo miré y me di cuenta que él también lo hacía, me puse roja y a la vez nerviosa, en cada examen o en cada clase nuestras miradas cruzaban, eso me impactaba, pero cada día me asustaba. Estaba en el recreo, y lo veía jugar, lo miraba hasta no poder más, tengo que admitirlo me estaba comenzando a gustar. Un día estábamos en clase y me dijo que si me gustaría sentarme con él, yo por vergüenza le dije que no, que dónde estaba, estaba bien. Fué un poco borde, grosero.. pero mi vergüenza pudo más que él, otro día me despedí de todos pero justamente cuando lo iba a hacer de una amiga ella se alejó y casi lo besé, él lo dijo en voz alta y yo quería desaparecer, quería morir, quería que la tierra me tragara aunque suene muy dramática, me fui a mi casa y no paraba de pensar en él, poco tiempo como para tener a alguien en mi mente, pero es increíble como la consciencia te domina, pasaron días y seguíamos con las miradas, hasta que un día me pidió salir con él y con todos sus amigos a patinar sobre hielo.. yo jamás lo había hecho, llegué tarde, pero muy tarde a la "Cita" no sé cómo decirle. Estuvimos allí, patinando él lo hacía yo literalmente estaba más en el suelo.. que digo en sus brazos... es que, cómo no hacerlo? Su manera tan tímida de decir las cosas me envolvieron, su risa me cautivó, cuando me tocaba las manos.. sentía algo raro en mi.
Estábamos en el parque, hablando de temas raros, hablando de temas los cuales jamás hablaría con alguien, hablando desde sus sueños más raros, hasta su peor caída de niño, contando estrella, parecíamos dos locos contando Estrellas a las 10 de la noche en un parque muriendo de frío.. hasta que sucedió, me besó, tenía vergüenza, ambos la teníamos, era algo distinto, era algo que me hacía sentir como.. una niña de nuevo, en ése momento supe que podía confiar en él, entre otras mil cosas.
Él... es alguien salvaje como un tornado, en su mirada se refleja una luz más brillante que la que irradian dos galaxias chocando. Recuerdo cuando vi esa sonrisa, desprendió tanta energía en mi que sentía como un rayo recorría todo mi cuerpo. Por eso me enamoré, eras un desastre natural que me hacía sentir cosas sobrenaturales, las cuales lógicamente eran naturales, para mi siempre serás un tonto.
