-Te contaré un secreto...
Una noche estuve triste por un chico que jugó conmigo de una manera asquerosa, lloré muchas veces por él en silencio, hablaba con la luna todas las noches hasta quedarme dormida, veía estrella fugaces y pedía el mismo deseo cada noche rogando porque se hiciera de verdad aunque fuera mediante un sueño. Semana tras semana ya no me ponía en mi ventana tan seguido para ver la luna y las estrellas para desear lo mismo, ya no era algo tan necesario porque ya le estaba olvidando. Aún así desde mi cama podía echar una pequeña vista por la ventana antes de dormirme pero como ya te dije, ya no me sentaba por horas en la ventana llorando pidiendo el mismo deseo, de hacerlo todos los días en una semana solo lo hacía una sola vez.
Tres semanas después ya le había olvidado y ya no estaba tan triste como antes, a decir verdad ya me había estado hablando con un chico pero sin intención alguna. Me fui de vacaciones con mi familia a la playa como típico viaje de todos los años, la pasé tan bien esos días que el móvil casi no lo utilicé, hasta me dormía temprano de lo cansada que llegaba a casa después de un día largo con mi familia en la playa y haciendo actividades de playa con ellos. Un día antes de irme suena mi celular a las 4 de la mañana, a la primera no lo cogí porque de verdad estaba muy dormida, a la segunda vez lo cojo pero no logro contestar ya que no veía nada y a la tercera si que contesto, era una video-llamada por Instagram de este chico, el cual nunca me llamó y que tan mal me trató en el tiempo que duró. Me llamó... él lo hizo.
¿Cuál es mi secreto? Le pedí tanto a las estrellas fugaces que vi cada noche sentada en mi ventana que por favor hicieran que me llamara y aquí me di cuenta que el dicho que suelen decir es verdad o al menos a mi se me cumplió...
"Deséalo tanto pero tanto que a el universo no le quede más que dártelo"
