12. Fun!

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El despertador sonó y no podía abrir los ojos. Los sentía bastante pesados. Ayer, después de acompañar a Ness a su casa, estuvimos platicando en su jardín hasta tarde. Sus padres estaban discutiendo y ella no quería estar sola encerrada en su habitación, ni escuchar sus gritos, así que creí que quedarme con ella afuera sería lo mejor.

Llegué en la madrugada a casa y sólo dormí unas cuatro horas. No quería ir a la escuela pero ya eran los últimos días y no debía faltar, según mi madre.

Después de ducharme y arreglarme, bajé a desayunar junto con mamá. Al parecer había amanecido de buenas, ya que ella no dejaba de sonreír.

—Buenos días, cielo.

—Buenos días —murmuré en un bostezo. 

El desayuno ya estaba servido así que sólo tomé aciento y comencé a comer. Mamá no dejaba de mirarme con esa sonrisa. Tenía una chispa de curiosidad en sus ojos.

—¿Qué pasa, por qué me miras tanto? —pregunté un tanto incómodo y bebí de mi jugo de naranja natural.

—Vi como te divertías con Nessie ayer, parecían dos niños pequeños  —se expresó con ternura y sonriendo.

—¿Cómo que nos viste? —fruncí el ceño.

—Escuché ruidos extraños y me preocupé —confesó—, así que subí y cuando escuché risas me tranquilicé un poco. La puerta estaba abierta y logré verlos brincar en la cama. Hace mucho tiempo que no te veía sonreír de esas manera, cielo. Me alegra que tengas una amiga como Nessie, que estés siempre para ella, y que olviden todos sus problemas juntos.

—A mi también me alegra, mamá —sonreí con sinceridad—. Pero veo que aún no confías en mí. Estoy seguro que pensaste mal cuando escuchaste esos ruidos.

Asintió apenada y arrepentida—. Perdóname por ser así. No lo puedo evitar, cielo. Soy tu madre y no quiero que cometas errores.

—De los errores se aprende, madre. Y ya te lo dije pero volveré a repetirtelo. Si llego a acostarme con una chica, no lo haré aquí. Además, no lo haría con  Ness, ella es mi amiga.

—De acuerdo, lo siento —se levantó y besó mi frente, para luego recoger los trastes sucios y llevarlos al fregador.

+

—¿Y qué se supone que haremos el sábado? —preguntó Cal, en una de las clases libres que tenemos la mayoría de los Jueves.

—No lo sé, he pensado en reunirnos con los chicos, invitar a Ness, y hablaré con Luisa. Tengo que arreglar un asunto con ella. No quiero que me odie como lo hace con Ash.

Rió—. Suerte ¿Pero crees que quiera ir estando allí Ashton?

—No le diré que él también estará. Y tú sigueme el juego, ¿va? Tampoco hay que decirle nada a Ash.

—Hecho —dijo esto y chocamos los puños.

—Iré a buscar a Luisa, te veo al rato.

Caminé por el pasillo de los casilleros, buscando con la mirada a mi amiga entre las pocas personas que circulaban por allí. Me di por vencido al no verla por ningún lado y fui al aula con esperanzas de que estuviera allí. Entré y me detuve en el marco de la puerta. Miré detenidamente a todas las chicas que se encontraban dentro, y al encontrar a Luisa junto a otra chica cerca de la ventana, sonreí y me acerqué a ellas.

Me paré justo detrás de ella y su amiga sólo se quedó mirándome. No la reconocí, seguro iba en otra clase. Cuándo Luisa se dio cuenta que su acompañante no le prestaba atención, miró hacia atrás para ver que era lo que su amiga miraba. Se encontró con mi rostro y bufó, volviendo la atención a la morena que estaba frente a ella.

Everywhere You Go + Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora