Capítulo 3:

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«Impotencia»

A la mañana siguiente, Kyong Nam se dirigió muy temprano a una cafetería cerca de su hogar. Pidió un latte de caramelo con un sándwich de lechuga, y al ver que, por la ventana de la dicha cafetería, había un pequeño parque enfrente, se aventuró a ir ahí aun cuando marcaban bajos grados.

Kyong Nam se sentó en la helada banca, dejó a un lado su sándwich y tranquilamente, se puso a beber su café.

— ¡Oye, mírame! —exclamó alguien al lado de su puesto en la sala de clases. Kyong Nam tenía puesto uno de sus audífonos y escuchaba su música. Justamente ahora oía una canción de una banda inglesa llamada Daughter. —¡Te he dicho que me mires, maldita bastarda!

Un par de personas estaban gritando a una compañera de clases. Kyong Nam simplemente siguió escuchando la canción de esa banda.

—¿Por qué me ignoras, estúpida? —una de ellas estaba lo suficientemente enojada para asustar a esa compañera de clases, quien se mantenía con la cabeza gacha. —¡Ah! Pero cuando te metías con mi novio, sí que no me ignorabas, zorra.

La compañera se encogió de hombros aterrorizada. —N-No lo hice, no me acuerdo de nada, Eun Bi.

La persona agresora, ahora nombrada Eun Bi, se puso a reír como loca.

—¿Me estás jodiendo, Woon Kye? —Eun Bi rápidamente se enfadó y mandó a su amiga que estaba al lado suyo para que la golpeara haciendo humillar más a Woon Kye. —Si me mientes, la próxima vez no será Hwi Hyang la que te golpee porque seré yo la que te mate, jodida puta.

Woon Kye se paró de su puesto y se puso en rodillas en el suelo deprisa, suplicando que no la golpeara y repetía que no era cierto, que no acordaba de haberse besado con su novio.

Eun Bi, furiosa, le propinó un puntapié a la cara de Woon Kye. —Eres una puta ramera, te mereces esto y más, ¡y más, pendeja!

Ambas mujeres pisotearon brutalmente a Woon Kye, estando en el piso y dándole varias patadas a diversas zonas de la víctima. Woon Kye gimoteó y se intentó defender, pero al final su cuerpo acabó teniendo varios moretones en su cara y muchos golpes en toda la zona pectoral como también en sus piernas. Kyong Nam jamás apartó la mirada por el rabillo del ojo cuando lastimaban a Woon Kye, pero jamás hizo algo. Tan solo prosiguió escuchando su música.

Resultaba irónico porque si Woon Kye no se hubiese suicidado habría podido saber el motivo de jamás recordar qué hizo en esa época. Kim Woon Kye fue una víctima silenciosa e ignorante del Síndrome Alicia.

Kyong Nam terminó de tomar su latte cuando algo vibró en el bolsillo de su abrigo. Se levantó de la banca y se dirigió al basurero para botar el envase desechable; contestó con desinterés el llamado de Gary.

—¿Ahora qué pasó, Gary?

—Uh, bueno... Hay un asunto con una de mis acompañantes del Strawberry Royale. —comunicó Gary ansioso.

—Ya no administro el Strawberry, Gary. No es mi problema. —contestó Kyong Nam, con ganas de cortar la llamada.

—¡Kyong Nam, debes venir! —exclamó desesperado el extranjero, a punto de entrar en pánico.

—No es mi problema, ya ni me importan ellas.

Gary, en medio de su mar de desesperación, no consiguió filtrar su información. —¡Constance está muerta!

Kyong Nam cerró los ojos y emitió un gruñido. Había dejado en claro que no quería algo con el Strawberry Royale, incluso se lo dijo al señor Eun; pero todavía ese lugar maldito quería atraparla con sus imaginarias manos. Algún día, se prometió la chica, iba a dejarlo y jamás volver. Si no, quemaría el lugar.

El Síndrome de Alicia『MYG』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora