Capítulo 7 (¡Especial 100 leídas!):

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«Sin opción»

Había quedado dormido en una mala postura. Se regañó por ello cuando abrió sus ojos. Obviamente, lo primero que hizo fue ver ese palo de madera que fue lo último que dió vistazo anoche, antes de desmayarse.

YoonGi intentó convencerse de que era un mal sueño, pero entonces sería auto-sabotearse y también, ¿cómo explicaría el hecho de haber despertado en el suelo, ensuciado de ramen ya endurecido, y no en su cómoda cama?

Se puso de cuchillas, y para poder pararse dignamente se tuvo que sostener del borde de la mesa. Dió un estirón para evitar el calambre muscular de tanto dormir en el suelo en una mala posición, como también tuvo que bostezar. Comprobó, con una mala sensación y traumática, el que todo estuviera en su lugar. Incluso el palillo que había dejado en la mesa, seguía ahí mismo.

Suspiró. Sabía que la máscara blanca siniestra todavía seguía ahí. En efecto, cuando dió la vuelta a su mesa, no se sobresaltó al ver que esa endemoniada máscara estaba posada con tanta maldad en el piso. Rápidamente, YoonGi lo tomó, fue a la ventana, la abrió con total fuerza que era asombroso que el vidrio no se rompiera, caminó hacia el borde del balcón y la tiró con mucha fuerza. Ni siquiera quiso saber dónde había aterrizado, era tanta la impotencia y el enojo junto con el miedo que le importó un comino.

Era de mañana, la lluvia ya había cesado hace horas y el olor de la tierra mojada mezclado con el de la contaminación reinaba el ambiente. La avenida Alicia, como era usual en los fines de semana y durante el día, estaba silenciosa. Ni ojos se asomaban en la calle donde vivía YoonGi, que ahora mismo estaba llena de neblina.

Se quedó unos minutos en el balcón de su lugar de trabajo. Refugió su cabeza entre sus manos para calentarse y estabilizar su mente. Lo que había pasado anoche prefería olvidarlo, prefería borrarlo de su memoria pero la verdad es que no podía. Era algo muy traumático, y temía hacer algo para agravar la situación que envolvía a su hermano. No quería eso, ni siquiera sabía cómo terminó metido en un asunto con esa organización.

Por estos lares, llamaban silenciosamente y con total cuidado a esa especie de culto, los Nobody. Nadie ni nada, literalmente, podía ofrecer información sobre Nobody. No por algo oscilaban en una cuerda entre el total sigilo y la locura.

Necesito un tiempo para pensar en qué hacer, pensó YoonGi; no puedo dar un paso en falso si quiero proteger a mi hermano.

Salió del balcón y entró a la casa. Se fue de su oficina, y bajó las escaleras. Durante el día, el silencio, que antes lo atemorizaba en la noche, ya no parecía ser tan peligroso.

Preparó un refresco y un sándwich. Se sentó en el comedor, comió con lentitud mientras meditaba sobre lo que haría a continuación.

—No,—habló, aprovechando de que estaba solo, luego de que un pensamiento se le presentara. Le parecía muy ridículo, después de cómo se trataron. —no lo haré.

Suspiró de nuevo. A ese paso, la felicidad se le escaparía. No, ¿alguna vez tuvo verdadera felicidad?

Notó que todavía tenía puesta el suéter sucio, así que lo primero antes de planear qué hacer fue ir escaleras arriba y ir a su habitación. Sonrió cuando vio su cama, pero dejó para después su larga siesta. Rápidamente bajó las escaleras después de haberse cambiado de suéter e irse de su cuarto.

El problema era que, si iba a decidir esa arriesgada decisión, ¿cómo la iba a contactar? Y de repente se le ocurrió una idea. Que, sin embargo, no le gustaba para nada. Pues requería salir de su casa y ir a la Avenida Alicia. No, claro que no.

El Síndrome de Alicia『MYG』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora