Capítulo 6:

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«No respuesta»

Para la señora Oh, le parecía preocupante ver al joven Min, sentando en una silla, observando a la ventana llena de gotas que obstaculizaban la vista plena del jardín –orgullosamente mantenido por Yoongi– desde el salón principal de la casa. La señora Oh, más que ser su ama de casa, era como una amiga que podía contar con su apoyo. Y aunque la quería ahora, Yoongi necesitaba otro tipo de apoyo.

—Joven Min, ¿necesita algo?—preguntó la señora Oh acercándose a Yoongi pero manteniendo la distancia. Pocas veces lo vio así y ninguna vez terminó tan bien como se podría decir. Jamás lo había visto salir de la casa y cuando se requería ir a la editorial apenas pasaba una hora afuera, según las conversaciones que mantuvo con el escritor. Prácticamente, su dulce hogar era un domo.

Yoongi negó con la cabeza, todavía apuntando su vista en la ventana empañada. Apenas se podía notar el árbol sin hojas. —No, señora Oh. Muchas gracias, ya se puede ir.

La señora Oh tragó saliva y pensó que no podía dejar al joven Min solo. Quizás se le ocurría alguna estupidez y si ella no estaba, nadie lo podría parar.

— ¿Seguro que no quiere que me quede aquí?—insistió sutilmente la señora Oh. Ella bufó cuando vio que nuevamente rechazaba su petición. Que testarudo, pensó la señora Oh. Yoongi, para intentar convencer de que no necesitaba su presencia, fingió sonreír. La señora Oh se quedó más tranquila. —Bueno, joven Min, ahora mismo saldré e iré a mi casa.

—Manda mis saludos a su hijo, señora Oh. —dijo Yoongi, viendo que la señora Oh se preparaba para salir y no volver hasta el lunes.

—¡Lo haré! ¡Cuídese, joven! ¡No quiero que cometa tonterías! —gritó la ama de casas antes de cerrar la puerta.

—¡No haré nada, no se preocupe! —exclamó Yoongi y sonrió sincero cuando la señora Oh lo despedía y él lo veía desde su ventana. Apenas vio que no había rastros de su ama de casas, borró su sonrisa.

Habían pasado horas desde que la señora Oh se fue y aun el escritor permanecía mirando a la ventana. Había algo en el silencio que rodeaba al señor Min que lo inquietaba, algo que hacía plantar pensamientos no sanos en su mente. Sin embargo, sacudió su cabeza e intentó apaciguar lo que estaba suponiendo.

Decidido, se levantó de la silla y cruzó el pasillo principal que iniciaba con la puerta de entrada para irse a la cocina para preparar un ramen que contenía un buen sabor. Cuando finalizó la preparación, subió las escaleras para irse a su oficina, dispuesto a escribir –no tenía ganas pero le servía para distraerse– y agradeció que la lluvia no parase, pues su sonido era cautivador para los oídos de Yoongi.

—Aish, ¡está caliente! ¡Está caliente! —se quejó y turnaba por momentos en qué mano agarraba el ramen. Se le había olvidado coger un paño para proteger sus manos de las quemaduras leves que ahora mismo se hacía. Pero él ya no quería volver a la cocina así que se aguantó el dolor.

Concentrado en dirigirse a su habitación con pasos lentos para no dejar que su ramen se desparramase, jamás se dio cuenta que alguien cortaba los cables y quemaba los fusibles de la caja de luz.

Cuando llegó a su lugar de trabajo y se instalaba, de un segundo a otro, la casa quedó a oscuras haciendo que Yoongi se sobresaltara y fallara en su misión de cuidar que el ramen estuviese intacto y que el agua no se moviera para no quemarse. Apenas percibió que el ramen ya no estaba en sus manos cuando no los sintió hervir pero luego sí sintió un ardor en sus piernas y rápidamente supo que el ramen se había caído.

Por unos momentos permaneció confundido y temeroso, hasta que recapacitó y se aseó con sus manos la parte de su pantalón que se había mojado con el ramen. Se agachó y limpió todo lo sucio en el suelo, después dejó el envase vacío de ramen en su escritorio de madera.

El Síndrome de Alicia『MYG』Where stories live. Discover now