Capítulo 11:

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«Preguntas y dolor»

El ruido que hacían las ruedas al correr por encima del pavimento molestaba un poco a Kyong Nam. Aunque era demasiado fatigante oírlo, no sacaba del trance en que ella se sumía.

—Vi a una persona.—respondió ella mientras analizaba como el paisaje lleno de árboles iba rápido delante de sus ojos, a través de la ventanilla del auto.—En medio de la calle. —continuó mirando al horizonte. Hasta que movió la cabeza para visualizar al que estaba conduciendo.—. Y no solo eso...

—Una persona en medio de la calle... ¿Hay algo más? ¿Algo malo?—YoonGi presionó el acelerador para aumentar la velocidad. No había ningún auto en la carretera, a pesar de que había buen clima para 'manejar'.

—No sé. Quizás sí. —dijo con una voz inaudible, sin darse cuenta y apartó sus ojos. Ella observó de nuevo el horizonte. Ahora sólo aparecían llanuras secas en los lados de la ruta.—Era una máscara blanca. Supongo que era aterrador, no sé. No lo vi bien.

—¿Una máscara blanca?—preguntó un poco alarmado, inspeccionado a Kyong Nam con el rabillo del ojo. —¿No viste la persona que estaba parada ahí en medio de la calle?

—No, por eso te pregunté.—Kyong Nam resopló e intentó cambiar de tema. Había algo en la máscara que hacía un familiar pavor. Pero no lo recordaba.—Aigoo... ¿en qué estaba metido tu hermano?

—Kyong Nam, ¿esa persona tenía una máscara blanca puesta?—insistió YoonGi, sabía que había algo raro. Su hermano no podía haber matado a sus sobrinos.

—Pues sí, estoy segu-

YoonGi frenó de repente. Kyong Nam casi se dio un cabezazo justo directo al parabrisas. Ella anotó mentalmente que, desde ahora en adelante, se pondría el cinturón ya que ahora sabía que el escritor podía llegar a manejar imprudentemente una próxima vez.

—¡Oye, podrías haber causado un accidente!—la matona exclamó, reponiéndose en el asiento y sobándose la cabeza, debido al choque de su cuerpo que dio al tablero.

—No, no. Ahora también te van a perseguir. Te podrían matar.—YoonGi ignoró su grito y la miró fijamente, con preocupación.

—¿De qué hablas? No dijiste nada sobre persecución.

—Porque eso no importaba, no antes.—mintió con una pizca de desesperación. Recordó el motivo del porqué había recurrido a la serpiente.

Kyong Nam se quedó sin habla por unos minutos; se había extrañado ante ese comentario. La matona pensaba que sí importaba, después de todo...significaba que la vida del escritor estaba en juego.

—Bien, no importa.—comentó. —Soy una matona, es normal que me persigan de una forma u otra. Ahora,—espetó seriamente. —dime tú. ¿Quién carajos te persigue?

—De esto no quería hablar.

—Pues ahora estamos hablando de esto. Es necesario que me lo digas, ya te lo dije.—Kyong Nam suspiró ignorando el dolor en su pierna.—Te voy a proteger, pero necesito saber todo.

—¿Por qué?—espetó YoonGi, apartando la mirada un poco molesto. Tenía sus manos agarrados todavía al volante y sus dedos lo golpeaban varias veces con insistencia.

—Porque sí. ¿Debería haber un motivo?—habló Kyong Nam, buscando que lo mirase, sacudiendo un poco su cabeza.

—Sí, debería.—respondió irritado YoonGi, ahora mirándola. Soltó un gruñido.

—No, no debería. Dímelo, necesito saber todo.—insistió Kyong Nam.

—No. —La matona bufó. Ella masajeó a escondidas su pierna.

El Síndrome de Alicia『MYG』Where stories live. Discover now