Capítulo 12:

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«Hacia Seúl»

Se mostró dubitativa frente a la puerta del departamento. Era el hogar de su familia en Seúl; sabía que no tenía que estar aquí, pues se arriesgaba a estar presa sólo porque se había escapado del Sector Aelliseu. Pero si veía a su madre, si veía a su hermano menor...quizás todo estaría bien.

Exhaló un poco de aire y con un poco de valentía, presionó el timbre. Se enderezó y esperó a que abrieran la puerta. En el interior de la señorita Song Kyong Nam, había algo de nostalgia y felicidad por volver a su hogar.

Sabía que podrían volver a echarla y a maldecirla, pero ella quería verlos. Quería ver a su madre y a su hermano. Les hacía demasiada falta en el sector Alicia; con toda esa soledad que la rodeaba, quiso escapar para envolverse en lo que ella llamaba hogar.

Sin embargo, después de demasiado tiempo esperando se inquietó. Pensó que quizás la habían visto y que no querían atenderla. Kyong Nam suspiró; si fuera ella, haría lo mismo.

Pero, aun así, quiso intentar otra vez. Sólo que no tocó el timbre, sino que trató de manejar la manilla. Para el asombro de Kyong Nam, la puerta estaba entreabierta. Respiró nerviosamente y para no asustarlos, gritó que la puerta estaba abierta.

Entonces, como estaba entreabierta, la abrió completamente y dio unos pasos en el departamento. Cerró la puerta sin antes dar un vistazo al lugar.

El lugar estaba muy oscuro para su gusto. Kyong Nam traspasó un pasillo que tenía al lado una cocina americana, pero se detuvo antes de llegar al salón de estar.

No pudo gritar ni nada, sólo se quedó ahí. Petrificada, con demasiado miedo.

Lo más raro de todo es que en ese tiempo se suponía que su Síndrome de Alicia estaba en pausa. Pero al ver esa escena, era como si se hubiese despertado otra vez.

Su madre tenía esa horrible máscara blanca y estaba ensangrentada. Ella estaba apuñalando a un cadáver en el suelo del salón, una y otra vez. Si la matona pudiese ver a través de la oscuridad, podría haber sabido que el cuerpo al que su madre estaba acuchillando era el de su hermano.

Kyong Nam, al no saber qué hacer, cerró sus ojos dejando que el Síndrome de Alicia se apoderase de su cuerpo. Lo único que supo a continuación es que estaba de vuelta en Aelliseu, manchada de sangre. Su mente, para sobrevivir con la culpa, borró esa memoria esperando jamás volver a ser recordada.

Hasta hoy. Kyong Nam se sobresaltó al experimentar ese recuerdo como una pesadilla. Vinieron a ella unas ganas de llorar, pero se aguantó.

—Es una pesadilla. Fue una pesadilla. —dijo alguien.

Kyong Nam se giró para ver quién era y al saber que era YoonGi, no se sorprendió mucho. Al contrario, con una pesadumbre pequeña, agradeció reverenciando lentamente.

Tratando de olvidar ese espantoso sueño, notó que estaba inyectada con suero en un brazo y no supo porqué hasta que YoonGi explicó que había sufrido un desmayo.

—Según el doctor, estabas cansada. Por las heridas...supongo. —añadió YoonGi, claramente incómodo pues no miraba a Kyong Nam, sino a un punto fijo en el suelo; debajo de la camilla.

Kyong Nam sonrió levemente. Se notaba imperceptiblemente que se había preocupado por ella. Lo cual a eso se lo agradecía infinitamente. Podía pagar de vuelta con protegerlo a toda costa.

—Está bien. No hubo nada grave, ¿cierto? Huh... —dijo Kyong Nam, asegurándose de que no veía nada serio aparte de ver el cable del suero conectado a su brazo más con las vendas estériles que adornaban su brazo y su pierna. —Sí, ¿podemos irnos?

El Síndrome de Alicia『MYG』Where stories live. Discover now