Capítulo 19:

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«Palabras sinsentido»

Unos golpes resonaron por toda la habitación. Ambas personas, sin saber que sucedía, despertaron de distintas maneras. YoonGi apenas abrió los ojos y levantó su cabeza de la almohada, y con pesadez, se tuvo que parar de la cama. Por otro lado, Kyong Nam no quiso levantarse, solo abrió los ojos de golpe y muy abiertos como si de esa manera se despabilaría completamente. Obviamente no supo que YoonGi había dormido con ella ya que estaba demasiado somnolienta como para saber aquel dato.

YoonGi, sin ganas, fue a atender la puerta, hastiado de los golpes frenéticos que esa persona daba al mueble. Sin embargo, poco se detuvo antes de girar el picaporte y poder abrir la puerta cuando escuchó unas voces.

—¡Somos la policía de Seúl! —Kyong Nam se sorprendió y alzó su cabeza, pero luego no le tomó mucha importancia. Incluso antes de volver a dormir y acomodarse su torniquete hecha con la toalla, abanicó el aire con la mano.

YoonGi no daba crédito a la reacción de Kyong Nam.

—¡Estúpida! —susurró entre dientes, mirándola asustado. Tenía la mano puesta en el picaporte, y este se sacudía debido a los imponentes golpes que los oficiales de policía daban al otro lado.

Se preguntaban cómo es que llegó la policía ante la puerta de una habitación de un motel muy remoto. La persona culpable de toda esa aquella bizarra situación era la señora de la recepción; con una equivocada sensación de miedo, llamó a la policía a que pusieran orden porque ella sola, una pobre anciana de sesenta y algo años, podría salir herida si hacía algún intento de echarlos. Al menos ellos habían pagado la habitación, por lo que el dinero reposaba tranquilamente en el cajón del mueble de la entrada.

Era casi el mediodía, así que no era muy raro ver un carro de policía rondando por la apartada parada de comercio.

—¡¿Qué haremos, Kyong Nam?! —siguió susurrando entre dientes YoonGi, en una inminente crisis de pánico.

Era una respuesta un poco absurda, pues había experimentado cosas bastantes aterradoras y merecedoras de una crisis de pánico pero YoonGi le tenía un poco de miedo ante la idea de acabar en la cárcel por algo que supuestamente estaba de acuerdo que, en realidad, no se detuvo demasiado en elegir cuidadosamente.

—Ah, déjalo. Deja que pasen. —profirió Kyong Nam suspirando.

Con tedio, ella se sentó en la cama queriendo mirar debajo de la cama contigua, cuestionando si valía la pena atender a esos molestos policías. Hipotéticamente, al ser una persona perteneciente al manejo del trafico de drogas debía cumplir con la ley universal de odiar a los policías. Pero la policía del Sector Aelliseu era todo...menos policías. Así que Kyong Nam no le interesaba mucho lo del juego de policía y ladrón, porque jamás tuvo que lidiar con esos obstáculos.

Bueno, hasta ahora. Kyong Nam maldecía a esos oficiales en su mente de las peores groserías que se le ocurrían.

Hijos de la gran puta, cabrones de mierda, malditos malnacidos, capullos del carajo...

Y la lista seguía. Hasta que sus insultos dichos en su cansada mente fueron interrumpidos por YoonGi, que se alejaba un poco de la puerta.

—¡Kyong Nam! —musitó YoonGi, temiendo por su vida.

—¡Cállate! —rezongó Kyong Nam, sin idea de reaccionar bien ante la situación ridícula que se ofrecía. Los golpes, antes molestos e intensos, pararon.

Hasta que, de un choque, la puerta se abrió, dejando a ambos congelados. Sin saber qué hacer correctamente, Kyong Nam miró a YoonGi, YoonGi la miró pero luego dirigió su mirada hacia el par de policías que intrusamente entraban en la habitación.

El Síndrome de Alicia『MYG』Where stories live. Discover now