Parte 5: El acto

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Luan no tenía ni la más remota idea de lo que le estaba ocurriendo. Desde que Lincoln la salvó de su propia broma, todo había cambiado. Ya apreciaba mucho más su ayuda, le gustaba cuando hablaba con ella, y se ponía de mal humor cuando alguna de las dos pretendientes llegaba a la casa. No es que les hablara mal, pero no soportaba estar en la misma habitación que ellas. No tenía mucho tiempo para pensar en ello; al fin y al cabo, la escuela era importante. Por suerte, Lisa la ayudaba con las cosas que no entendía, y le iba bien.

Además, aún mantenía su negocio de organizadores de fiestas, y gracias a la graciosa interpretación de Lincoln con los niños, y la extraordinaria actuación de Luan ante gente con gustos oscuros, su reputación aumentó bastante. De hecho, la misma chica a la que le habían hecho la fiesta, Maggie, era ahora una de sus mejores amigas. A Maggie le encantó como actuó en su fiesta, e incluso aceptó que las actuaciones de Luan eran geniales.

Claro, la mayoría de sus clientes eran niños, pero de vez en cuando acudían personas mayores que pedían actuaciones con más personalidad. Así pues, Luan, por el momento, había llevado a cabo un concierto, en el que la ayudó la Luna y su banda, actos de magia que Lisa ayudó a disimular, un desfile de modas ayudada por Leni, y una obra con temas algo oscuros supervisados por Lucy y Maggie.

Ganaba mucho dinero, pero ella lo hacía para sacarle una sonrisa a la gente, y no pedía mayor recompensa que oír la risa o ver la expresión de alegría en el celebrado.

Ese día recibió una llamada urgente, emergencia en la que un niño de ocho años quería una actuación de piratas cómicos. Luan aceptó, pero no estaba segura de a quien pedirle ayuda, ya que no había nadie que actuara bien como pirata, o siquiera que supiera mucho de ellos. A menos que...


Toc, toc, toc.

Lincoln abrió la puerta de su habitación, desconcertado. Ese día no se esperaba ninguna petición de ayuda.

- Hola, Lincoln -sonrió Luan.

- Hola Luan. ¿Está todo bien?

- Sí, es que quería pedir tu ayuda para un acto que tengo hoy. Se trata sobre piratas divertidos, y solo tú me puedes ayudar.

- ¿En serio...? Ahhh, no lo sé, Luan... No es que sepa tanto de piratas.

- Yo me sé unos chistes, y podemos hacerlo largo, pero necesito de alguien que sea mi compañero.

Lincoln no se veía muy convencido.

- ¿Por favoooooooor? -Luan puso cara de cachorrito, suplicando su ayuda.

- Ahhhhh... Está bien -cedió Lincoln. No podía negarse cuando alguna de sus hermanas ponía esa cara. Aunque eso sí, a Lori ya no le quedaba tanto.

Se alistaron para el acto. Apenas habían llegado a la casa del cumpleañero, cuando una señora, quien de seguro era la madre del niño, los hizo entrar.

- Gracias a dios que llegaron. Mi hijo está muy desesperado por ver a unos piratas, pero le dije que tenía que ser algo divertido, porque hay también unos niños que se quieren entretener. Aceptó, pero se enojará mucho si no lo hacen reír.

- No se preocupe señora, nosotros nos encargamos -dijo Luan, esbozando una sonrisa, y abrazando con un brazo a Lincoln, simulando trabajo en equipo.

- Eso espero, porque en serio mi hijo está disgustado -murmuró la señora. Se marchó, disimulando con otras palabras el odio que le estaba agarrando a los perros calientes.

- Luan, ¿estás segura de esto? -cuestionó Lincoln, nervioso- No sé si lo haré bien.

Luan vio la cara preocupada de su hermano. Sus ojos caídos, una mano sobando su nuca, un pie jugando en el piso. Esa vista y su actitud hicieron que Luan se pusiera nerviosa. Con el corazón en un puño, lo tomó de los hombros.

La broma del amorDove le storie prendono vita. Scoprilo ora