Parte 14: El regreso

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Algo se rompió dentro de Lincoln. Ya no era tan alegre como antes, y aunque seguía ayudando a sus hermanas con las cosas que les gustaba hacer, no las hacía con el entusiasmo de siempre. No había nada que lo animara. Para colmo, Maggie volvió unos días después, preguntando si podía salir con Lincoln para hablar con él.

- ¿Estás loca? -se extrañó Lori, quien fue la que abrió- ¿Después de lo que hiciste? No creas ni por un...

- Está bien -murmuró Lincoln, que había escuchado.

Todas la miraron sorprendidas. Lincoln hizo un gesto tranquilizador, y se fue, acompañado de Maggie.

Caminaron un rato. Maggie empezó a hablar sobre cualquier cosa.

- Creo que va a haber unas nuevas películas en el cine. Me encantaría verlas contigo si es posible.

Lincoln no respondió.

- Escuché que tendrás exámenes pronto, si quieres te puedo ayudar a estudiar para ellos.

Silencio.

- Por cierto, aquí cerca habrá un show de...

- Maggie, ¿qué es lo que quieres? -la interrumpió Lincoln.

Maggie lo miró un rato, esperando que cambiará de opinión. Como no lo hizo, se rindió y le hizo frente.

- ¿Qué sientes por mí, Lincoln? Te he tratado de hablar, pero me evitas. No contestas mis llamadas. Ni siquiera tus hermanas quieren hablarme. ¿Puedo saber qué fue lo que te hice? Que yo sepa, esa ya te estaba engañando cuando yo...

- Cállate de una vez -exclamó Lincoln.

A la emo le sorprendió el tono autoritario en su voz.

- No hiciste nada, Maggie, pero aún así la hiciste llorar, pensando que todo había terminado antes de lo que ella quería. Conozco a Cookie, por mucho que me duela. Aunque me engañaba, buscaba la manera de hacerlo sin que me doliera tanto. Y por tu culpa, salió de la peor forma posible.

Maggie no dijo nada. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, pero se contuvo.

- Por lo que oigo, no sientes nada por mí. Aunque te besé, no me correspondes, aunque pueda darte todo, tú no deseas nada -cayó de rodillas- ¿Qué tengo que hacer para que me ames?

Lincoln la levantó. Maggie levantó la vista esperanzada, pero Lincoln solo negó con la cabeza.

- Lo siento, Maggie. Aunque creo que eres linda, no hay nada que pueda sentir por ti. No sé que tan cierto sea eso de que me amas, pero no puedo devolverte tus sentimientos.

Maggie por fin dejó escapar las lágrimas.

- Sin ti, yo no puedo vivir... -comenzó, pero Lincoln la volvió a interrumpir.

- No me necesitas como novio para que esté contigo -dijo, intentando suavizar el golpe- No sé qué tanto tiempo tenga que pasar, pero si algún día vuelvo a sentirme bien... Bueno, supongo que podemos ser amigos.

Maggie reflexionó. Pasaron unos minutos sin que dijera nada. Luego lentamente se acercó, y lo abrazó. Lincoln solo le sostuvo la mirada.

- Si en algún momento te sientes triste -dijo, con la voz rota- Siempre estaré ahí.

- Gracias -dijo Lincoln, después de una pausa.

Maggie se quedó un rato más con Lincoln, abrazándolo y suplicando que la amara. Lincoln no flaqueó ni un segundo, y consoló a Maggie todo el tiempo que necesitó. Finalmente, Maggie se marchó, aún llorando, pero con el recuerdo de que su amado siempre intentaba hacer lo mejor. El albino estaba seguro de que los últimos días habían dañado más de lo que habían resuelto, pero por como era la emo, Lincoln sabía que tarde o temprano volvería a ser la de siempre.  Como ya nada lo llamaba para estar fuera, regresó a casa.

La broma del amorWhere stories live. Discover now