Parte 15: La búsqueda

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Lincoln salió corriendo antes de que otra cosa pasara. Ya estuvo, ¡lo había hecho! Se había dejado llevar por sus sentimientos, y no pudo evitarlo. Besó a Luan. ¡Ya todo estaba perdido!

Después de tanto tiempo, y que por fin volvían a hablarse bien, tenía que arruinarlo todo con ese beso. ¿Qué le diría a ella? ¿Se lo contaría a alguien? De lo único que estaba seguro era de que no podía volver a casa. Al menos no por un tiempo.

Entonces se le ocurrió una idea: podía volver a irse de campamento con Clyde. Solo que ahora sí que se cuidarían en lo salvaje de la ciudad. Ya tenía bien trazado su plan cuando llegó a casa. Inmediatamente le contó a sus padres lo que quería hacer, y mientras estuvieran seguros de lo que hacían, por ellos no había ningún problema. Ahora faltaba Clyde. Lincoln salió como una exhalación de la habitación de sus padres, entró a su cuarto y se puso en busca de su walkie-talkie. Cuando lo encontró, lo accionó al instante.

- Conejo a Anteojos, adelante Anteojos, es urgente. 

- Aquí Anteojos. ¿Qué pasa? ¿Qué es tan urgente?

- No hay tiempo de explicar, te lo diré después, pero por ahora prepárate, tenemos que ir de campamento. 

- ¿Eh, ahora?

- Sí. ¿Crees poder ir?

- Yo creo que sí, pero...

- Perfecto. Como dije, después te cuento. Por favor, amigo...

- Pues... De acuerdo. ¿En quince minutos está bien?

- En diez si es posible. Cambio y fuera.

- ...Cambio y fuera.

Lincoln no perdió el tiempo y arregló todo: ropa, comida, una tienda de acampar, bolsas de dormir... Cuando estuvo seguro de tenerlo todo, salió, procurando que nadie lo viera, en especial Luan, a quien no veía desde que la dejó plantada.

Sonó el timbre y se sobresaltó, pensando en su hermana comediante. Pero se calmó cuando fue la voz de Clyde la que oyó. No esperó más, y salió junto a su amigo. Les llevó pocos minutos llegar al bosque, pero justo antes de entrar...

- ¡Lincoln!

Luan corría hacia ellos, tratando de detenerlos.

- ¡Clyde, vayámonos!

- ¿Qué? Pero Luan...

- ¡Corre!

Sin más explicaciones, se adentró en el bosque, seguido de un muy confundido Clyde. Y Luan no tuvo más remedio que quedarse en el límite del bosque, sin atreverse a entrar sin provisiones. Los chicos corrieron por lo menos diez minutos antes de detenerse, resoplando y secándose el sudor de la frente.

- Ahora sí, Lincoln -dijo Clyde, algo molesto- Me tienes que explicar todo, hasta el más mínimo detalle.

Y Lincoln se lo dijo todo. Desde la broma de Luan, los acontecimientos que ocurrieron, Cookie, Christina, Maggie, los recuerdos, el baile, la cita. Ni siquiera omitió el beso.

Mientras le contaba todo, Clyde fue cambiando su expresión molesta a una intrigada. Como un buen amigo, no lo interrumpió en ningún momento. Cuando Lincoln terminó, Clyde solo se quedó ahí, tratando de digerir todo lo que había escuchado. Lincoln ansiaba su opinión. Finalmente, Clyde dio un largo y profundo suspiro.

- Amigo, sí que has pasado por muchas cosas. Debes de estar alterado -dijo Clyde, soltando una risita. 

Ese sonido tranquilizó sobremanera a Lincoln.

- ¿No me odias por esto? -preguntó Lincoln.

- Claro que no. Eres mi amigo, y te acepto por lo que seas o las cosas que te gusten.

La broma del amorWhere stories live. Discover now