037: Hasta aquí llego yo.

6.3K 394 101
                                    

037: Hasta aquí llego yo.

LIAM.

Exploro con mi boca el cuerpo de Cassandra hasta la zona que más la hace gemir, sus dedos se entierran en mi cabello y me excita más de lo que ya estaba. No he tenido respeto por nadie en toda mi vida, hasta esta chica delante de mí, por lo que no me importa intentar tomarla en la alfombra de la casa de sus padres. No pudimos hacer demasiado anoche, pero cuando la casa estuvo sola ella tomó la iniciativa y juro que eso me puso.

— ¿Suficiente? ¿O quieres más?

Gime llevando las manos por encima de su cabeza derrotada, iba en sujetador y la falda que decidió ponerse para provocarme estaba envuelta en su cintura. Le muerdo un poco las caderas antes de continuar besándole el abdomen hasta caer en su barbilla y besarla como si fuera su boca.

—Puedo aguantar hasta la noche con eso. —Dice respirando profundo.

Me río besando toscamente su boca y me meto en sus piernas para que sienta como me tiene de nuevo.

—No pareces estar listo como yo. —Se ríe envolviendo las piernas en mi cintura.

Me muerdo los labios al sentir que se mueve y odiaba tener los pantalones de tenis que decidí usar para hacer un poco de ejercicio.

—Voy a dejarte descansar, pero definitivamente deberías ponerte más esa falda… En la casa. —Paseo los dedos por su cuello. —Aunque preferiría que estuvieras durmiendo sin ropa, todos los días.

—Sabes que no puedo hacer eso…—Se ríe. —Cuando tengamos nuestro propio lugar, haremos lo que queramos.

Gruño dándonos la vuelta de modo que quedaba sentado en la alfombra y ella encima de mí abierta. Mueve las caderas y luego mete la mano derecha entre nuestros puntos y de mis pantalones. La tomo por el pelo con fuerza aguantándome las ganas de hacerle el amor de nuevo.

— ¿Quieres que haga algo por ti? —Susurra en mi oído estremeciéndome, joder, no parecía una chica que haya tenido sexo solo conmigo. La amo.

Cuando estaba por abrir la boca, la puerta de la casa suena. Aprieto la mandíbula y observo el reloj de la pared, es la hora justa que dijo Lucas que venía por nosotros. Realmente no sé a dónde nos llevaría pero ya no quiero ir.

—Terminaremos después. —Dice en voz baja levantándose, se baja la falda y se mete la blusa por la cabeza.

Miro mis pantalones, ¿En serio?

—Ve a ducharte.

Le hago caso y me levanto besándola, eso me pone mucho peor así que corro escaleras arriba.

Media hora después nos encontrábamos en lo de calé, Lucas ni siquiera nos dijo a donde nos traía y mira donde acabamos.

—Debe ser algo bueno.

Asiente y nos conduce hasta la oficinilla de calé, quien está sentado de manera perezosa en su asiento.

—Jorge se acaba de ir. —Avisa ajustándose las gafas. —Siéntense, cierra la puerta Lucas.

Yo me quedo de pies junto a Lucas, y Cassandra se sienta frente a él tocando un vaso lleno de lápices.

— ¿Para qué somos buenos? —Pregunto intentando llegar al grano rápidamente.

—Necesito que pelees.

Cassandra deja de mover los dedos y observa a calé, Lucas no dice nada y yo solo lo miro.

— ¿Por qué presiento que ya lo tienen planeado? —Pregunto sin sorprenderme.

Lost ManDonde viven las historias. Descúbrelo ahora