Capitulo 32.

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Salimos del restaurante y subimos al coche de Tom. Íbamos en silencio mientras Ernest conducía por las calles de Londres. Entramos a una zona muy elegante y después caí en cuenta de que jamás había ido a su casa.

Me puse un poco nerviosa acomodándome en mi asiento y él lo notó.

-¿Está todo bien?

-Sí, ¿Por qué lo preguntas?- lo miré sonriente tratando de alejar el nerviosismo.

-Estás rara, es todo.- giró la cabeza para observar por la ventana. Lo imité y traté de relajarme.

No sabía por qué me ponía tan nerviosa entrar a su casa, cuando llegamos a ella me quedé congelada frente a su puerta de entrada, pero él me rodeó por la cintura y me obligó a caminar. Tragué saliva y solté un suspiro.

-Alexa, ¿En verdad está todo bien?- me escrutó el rostro cuando estaba a punto de abrir la puerta.

-SI, bueno... es este nerviosismo... no sé, me paraliza.- dije tomando mi antebrazo y frotándolo sumamente nerviosa.

-Tranquila, ¿Por qué estarías nerviosa?- hizo un gesto irónico y eso me tranquilizó, aunque ni yo misma sabía por qué estaba nerviosa. Abrió la puerta y encendió las luces del recibidor, -Quiero mostrarte algo.

Me tomó de la mano y entramos a su casa, la estancia era larga y a pesar de que era de noche, estaba bien iluminada. La sala de lado derecho era amplia y acogedora. Las paredes eran totalmente blancas e iban bien con sus muebles, elegantes pero sencillos. Toda la casa olía a él.

-¡Wow!- dije casi en un susurro y Tom me sonrió abiertamente.

-Esperaba que te gustara, estoy pensando en hacer unos ajustes.- me llevo de la mano hasta el segundo piso. -Esta es mi habitación.- señaló una puerta cerrada y me tranquilicé cuando seguimos directo por el pasillo y nos detuvimos frente a una puerta de color blanco, me miró ansioso y me sonrió.-Ábrela.

La habitación estaba acondicionada con muebles de color blanco, las paredes pintadas de lila y adecuada para una niña pequeña, en la pared había diversos cuadros de colores colgados y con una hermosa tipografía, unas letras grandes rezaban ARIANA. Me quedé muda ante la habitación, estaba pisando la habitación de mi hija en la casa de su padre. Aún le faltaban algunas cosas como muebles y ropa, la cama estaba deshecha y con las cobijas dobladas sobre ella. La ventana tenía unas bonitas cortinas de color gris claro que iban perfecto con todo el mobiliario.

-Esperaba que me dieras tu opinión, aún no conozco muy bien los gustos de Ari...

-Tom, es increíble.- lo miré sonriente. -De verdad, le va a encantar igual que a mí.- lo abracé fuerte y me devolvió el gesto. -Te recomiendo que le pongas más cosas de princesas, ama los peluches, en especial los conejos. - Me separé de él y comencé a pasear por la habitación.- Podrías poner un escritorio de este lado, le encanta dibujar y recortar. Esta mesita.- señalé la pequeña mesita blanca con sillas a juego.- espero que sea para su juego de té por que ama tomar el té junto con sus muñecos favoritos.- lo volteé a ver y me miraba asombrado, recargado en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

-¿Qué más?- se acercó a mí y me puse un poco nerviosa.

-Bueno, le gustan los vestidos, los adora y siempre inventa un personaje a la hora del té, podríamos ir a comprarle disfraces y esas cosas. Creo que seguirá con el negocio familiar.- soltó una dulce carcajada y yo lo acompañé.- Te puedo pasar unas cuantas fotos de cuando era bebé para que las pongas en estos cuadros. Mel le tomó unas realmente hermosas.

-Eso estaría bien, gracias.- me acomodó el cabello detrás de la oreja.- ¿Quieres café?- asentí en silencio y me dio el paso primero para salir de la habitación. Cuando íbamos bajando las escaleras decidí romper el silencio.

No happy endings for me? (Tom Hiddleston/ Benedict Cumberbatch Fan Fic)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt