#3 -Dos por dos son cuatro (Parte 4)

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Cada paso, cada escalón que subía y cada roce de mi bota con el suelo, eran un incremento monumental del terror que se desplazaba por cada rincón de mis entrañas. Incluso llegué a tener varios escalofríos seguidos.

— MierdaKuma, ¿Qué pretendes hacer ésta vez? — El golfista estaba en el mismo final del pasillo, hablando al oso bicolor mientras intentaba abrir de cualquier manera posible aquel hueco.

— Tranquilidad manco asqueroso. ¿No ves con tu único ojo que el hueco está cerrado? Deja de forzarlo, ya hemos llegado. — Monokuma apartó a Jashitaro, el cual se fue con nosotros tras dejar delante del hueco al oso.
— BADABIM BADAM BADABIMBOMBAM, ASAJURAKATASUMIRAMIRAMI RAMUUUUUUU— éste hizo algo bastante raro con su cuerpo, como haciendo piruetas. Y tras decir unas palabras algo extrañas y cuyo idioma nadie conocía, el hueco se abrió como una puerta de par en par.

— Ooohhhh. BRAVO. — Felix se impresionó y comenzó a aplaudir, como si de un espectáculo de magia se tratase.

— Pasad... pasad... Upupu. — El oso pasó primero, y nos dejó paso a una sala incluso más tenebrosa que todo el piso en general.

Tenía una alfombra negra azabache, cuyo pelaje se notaba frío y áspero. Las peredes eran de madera vieja, húmeda y desprendía ruidos sobrenaturales. Literalmente ningún ápice de luz entraba en esa habitación sin muebles.

En un momento... el ambiente se puso tenso y algo macabro. El oso se puso un traje de... ¿sacerdote? Monokuma comenzó a bailar y cantar en otra lengua y el hueco se cerró, dejándonos encerrados ahí dentro.

— Badím. — por arte de magia, el oso sacó de no se sabe dónde 11 fuegos fatuos azules. — Sentaos cada uno al lado de 1 fuego. — los fuegos se posicionaron a nuestra altura y en forma de círculo.

— AHHHHHH, ESTÁN ENCANTADOS, VUELAN. — Yamagi se agarró de Soren y comenzó a hiperventilar.

Felix puso a su lado a Mitsuki, la cual hizo caso a sus peticiones y se sentó a su lado. Los demás lo hicieron aleatoriamente, ya que el miedo no les dejaba responder con claridad.

— Bien... Empecemos el ritual. No os mováis, os lo aconsejo. — dijo Monokuma. Yo tragué saliva.— ¿R-ritual? — balbuceó Akiyama cómo pudo.

Estábamos sentados en círculo, cada uno al lado de un fuego fatuo. — Bada Bodo Budu Be. — Cuando Monokuma pronunció eso, los fuegos se hicieron más grandes, tanto que parecía que la habitación iba a arder. A Mitsuki se le escapó un gritito de miedo y Yamagi estaba llorando. De repente, no podíamos movernos.

Empecé a temblar, de repente ni siquiera podíamos hablar. Mi cuerpo comenzó a temblar de una manera espectacular, y podía ver los rostros horrorizados de mis amigos, mientras que los 11 fuegos fatuos se movían por toda la sala. Volando.

— Dos... por dos... son 4... 4 almas... corrompidas... Si se ve se esconde, si no se ve sale a la luz. Úsate, úsate. Haz maldad. — 8 fuegos azules desaparecieron, y 4 fuegos se volvieron de color verde oscuro...

Todo se volvió negro, sin vida. No se escuchaba nada. Ni a Monokuma, ni el fuego arder, ni a mis amigos... Hacía frío, la sala estaba profundamente fría y húmeda.

Y tal como perdí la vista, la recuperé, viendo que estaba tirada en la alfombra de esa sala tan extraña.

— Bueno, este es vuestro nuevo incentivo. ¡Disfrutad! UPUPU. Sólo os digo que... No os fiéis de nadie. — Vi con dificultad cómo Monokuma salía de la sala y nos dejaba a todos tirados y muertos de miedo aquí dentro.

Me levanté sobresaltada, con el corazón acelerado, sin saber qué acababa de pasar. Todos estaban tumbados en el suelo, parecían muertos, pero respiraban.

Danganpad- La era de la matanzaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu