#3 -Dos por dos son cuatro (JUICIO P.1)

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Como el sonido de las agujas del reloj que te obligan a escuchar sus irritantes "tic-tacs". Así eran los pasos que íbamos dando cada uno de los que quedábamos.
Pasos lentos y desesperantes.
Como siempre, le dimos al único botón que había en el ascensor, y éste descendía con los típicos chirridos de elevador viejo.

Era el tercer Juicio Escolar al que iba, y aún así, el sentimiento de estar luchando por tu vida y de tener el aliento colgando de un hilo... Aterra.

Mi corazón latía fuerte, mi respiración acelerada no ayudaba al dolor de barriga que me entraba al pensar en todo lo que vendría...

— Esto es raro... Llevamos más de 3 minutos literales bajando en ascensor. Sé que va lento pero... — Mitsuki estaba aún con la voz rota de llorar.

— Es cierto. — afirmé intentando demostrar una seguridad que en ese momento no tenía.

El ascensor frenó de golpe y casi caemos, pero pudimos sostenernos con lo primero que pillamos.

Ésta vez la puerta que se encontraba en frente nuestro era tenebrosa a más no poder. Negra cómo una noche sin luna ni estrellas, el pomo era de un hierro gris muy frío y había un par de velas blancas dibujadas en cada extremo de la puerta.

Sin pensarlo dos veces, abrí yo la puerta... ya que Akiyama ya no estaba para abrirla por nosotros.

El chirrido que emitió terminó por colmar el vaso del todo y unas gotas heladas de sudor cayeron por mi frente. ¿Que por qué estaba tan nerviosa? Porque este es el peor caso al que me estaba enfrentando en ese momento, porque dos amigos más habían caído y porque probablemente otro más caiga...

O el asesino o todos nosotros. Yo prefiero que caiga él.

— BIEEENVEENIDOOOS UPUPUPUPUPUPU. — Monokuma apareció de nuevo, ésta vez estaba disfrazado de monje. Llevaba un hábito de sacerdote, una cruz pegada en su frente, un gorro blanco y una barba de pega.

Nadie le contestó. Todos estábamos observando la sala de Juicios... la decoración tan horripilante...

El trono de Monokuma era una cama de hospital... Que cruel.
Los atriles eran de color blanco y con varias cruces de color rojo carmesí que decoraban nuestros respectivos nombres escritos con... sangre.

En cambio el entorno del Juicio era aterrador. Animales diseccionados colgados con cuerdas por toda la sala, había música religiosa que daba escalofríos escuchar, y las paredes ni se veían por culpa de la densa niebla que había por todos lados.

— ¿Os gusta la decoración? Creo que no hace falta decir en qué me inspire para hacer todo esto ¿no? UPUPU AJAJAJAJAJA. — dijo Monokuma mientras subía torpemente hacia su camilla de hospital.

— Eres un ser sucio y rastrero... Pero habrá que ignorarte. No suelo hablar con peluches. — declaró Mia antes de posicionarse la primera en su atril. Monokuma la insultaba por lo bajo pero ella prescindía de escucharle.

Cada uno se posicionó en su respectivo atril. Estaban posicionados exactamente igual que las veces anteriores.

En el sentido de las agujas del reloj:

- Yo, Jashitaro, Jurawa, El cartel de Tomoko, Felix, El cartel de Izumi, Mitsuki, Soren, Mia, El cartel de Hakuya, El cartel de Akiyama, Yamagi, El cartel de Yoshio, Gareth, Katsumi, El cartel de Reina, y de nuevo yo.

— Estoy casi aislado... Me rodea la muerte en este atril. — la voz de Yamagi temblaba mientras su mirada buscaba a la persona viva más cercana a él, ya que justo las personas que se encontraban a su lado... ya no estaban.

Danganpad- La era de la matanzaWhere stories live. Discover now