Capítulo 26

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Las ráfagas de aire se filtraban a través de los numerosos huecos y rendijas, haciendo que el lugar se viera invadido por desagradables chirridos similares al de alimañas famélicas. El frío se colaba con brío desde el exterior a pesar de haber paredes macizas de cemento de por medio y se me clavaba en la carne por mucho que yo intentara apretarme entre los ropajes.

– Nadie puede saber que a partir de ahora nos vamos a reunir en este lugar. – La voz del líder resonó por encima del golpeteo de la lluvia en los portales metálicos de la entrada. – Lo que se diga aquí a partir de ahora, se queda entre nosotros. – A pesar de la tela que mitigaba parcialmente sus vocablos, las palabras recorrieron rápida y claramente el viejo garaje. – ¿Entendido? – Rona, Shiloh y yo asentimos casi de modo imperceptible.

En el par de segundos de silencio que hubo a continuación, la leve llovizna del exterior se tornó más feroz y el repiqueteo de las gotas se hizo más fuerte y constante.

– Rona, quiero enterarme de todos los rumores que haya en mis territorios. Quiero que investigues a cada uno de los miembros de esta comunidad. Todo. Preferencias laborales, economía, opinión sobre mi gobierno, antiguos altercados. Quiero saber quiénes son las personas de riesgo que pueden volverse en nuestra contra y a los que Xena tiene más fácil acceso. Formarás nuevos grupos de caza con los más favorables a mi gestión, con el doble de personas en cada partida o exploración y con un mayor suministro de armas. – La eludida asintió sin vacilaciones. – Shiloh, quiero vigilancia entre los encargados de los ascensores, probablemente Xena los amenazará para saber quien entra y sale, además de para infiltrar informadores. – Shiloh permanecía con los brazos cruzados sobre el pecho y el cuerpo alerta ante cualquier emergencia. – Toques de queda. Quedan inhabilitados pasillos y elevadores después de la puesta del sol. Nadie sale de su habitación sin que yo lo diga.

– ¿Qué hacemos con los grupos potencialmente peligrosos que yo descubra? – La voz de Rona sonó más severa y firme de lo que últimamente estaba habituada a escuchar.

– Reducir el factor de riesgo sobre nosotros. Shiloh los vigilará personalmente y se hará una reducción de armas y entrenamientos para ellos. – Zay hizo una pausa, como si estuviera esperando a que sus dos subordinados asimilaran las órdenes que les estaba dando. – Grabaos a fuego la cara de todos los que están aquí. Si Xena no tiene acceso a los grupos de riesgo de la comunidad, intentará colarnos a alguien.

– Es fácil meternos un intruso si es con el rostro cubierto. – Shiloh descruzó los brazos, se frotó la cara como si así pudiera borrar su fatiga y luego se metió las manos en los bolsillos. Durante un momento en el que nuestras pupilas colisionaron sentí una punzada de remordimientos.

Peter iba a ser descubierto como no empezara a guardar las distancias necesarias.

– Me da igual. Memorizáis maneras de andar, voces, prendas, y si es necesario les descubrís la cara.

– Zay eso... – Se vio interrumpido a mitad de frase por el líder.

– No voy a dejar que unos trozos de tela me hagan perder el control de la situación.

– Vamos a necesitar muchos soldados para cumplir con todas estas medidas. – El chico habló con el cuerpo tenso y anclado al suelo. – Tengo buenos aprendices que son de fiar, nunca se volverían contra mí.

– Está bien, pero de todas formas quiero que pasen por el filtro de Rona. No me fío de nadie. – Zay dio un par de pesados pasos por la estancia, abandonando al fin el estado de estatua en el que había permanecido durante los últimos minutos. – Necesito que seáis extremadamente discretos, nadie debe intuir nuestros movimientos.

– Quizás tenga problemas con eso de infiltrarme entre las habladurías del pueblo, todo el mundo sabe que no me gusta meterme en conversaciones triviales y la gente no suele molestarme con cotilleos de abuelas aburridas, menos aún me van a mencionar política contraria a la tuya teniendo en cuenta mi posición. – Rona habló con el ceño fruncido, como si a medida que pronunciaba las palabras estuviera ya maquinando un plan para inmiscuirse entre lo que siempre había estado evitando.

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