EL PEOR RECUERDO DE SNAPE (2)

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-Salí soló porque Mary me dijo que amenazabas con dormir aquí.

-Iba a hacerlo. Lo hubiera hecho. Nunca quise llamarte sangre sucia, solo...

-¡Se te escapó!- no había pena en la voz de Lily - Es demasiado tarde

Lily Evans y Severus Snape, Capítulo 33, La Historia del Príncipe

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte

EL PEOR RECUERDO DE SNAPE (2)

   Buscamos a Lily por un rato

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   Buscamos a Lily por un rato. Las chicas se dieron una vuelta por las mazmorras, la biblioteca y los invernaderos, mientras yo me encaminé a la sala común de Gryffindor y posteriormente a nuestra habitación para chicas.

—¿Lily? ...—llamé barriendo los ojos por cada rincón. —Tengo tus zapatos—Dije esperanzada de que aquello la hiciera salir de su escondite.

—Gracias—Contestó con un sollozo.

La pelirroja se encontraba sentada frente a la ventana de la habitación, acariciando a su gato con melancolía.

—Lily —. Suspiré con tranquilidad tras, finalmente, dar con ella—¿Estás bien?— Pregunté—, ¿Tienes ganas de hablar o desahogarte? 

Encogí los hombros.

—No.—Respondió con suspiro—, prefiero estar sola.

—¿Estás segura?...

—Si—atajó cortante y se sorbió la nariz.

Dejé el calzado y el par de calcetas sobre su cama. "Bien" le dije comprensiva.... Si Lily prefería estar sola era algo que debía respetar.

El tañido de la campana marcaba la una de la tarde, más valía apresurarme al TIMO de Adivinación.

La profesora Griselda Marchbanks fue la encargada de examinarnos durante esta asignatura. El salón estaba lleno de vapores aromáticos, luces cálidas y tenues, y de vez en vez se escuchaba entre los susurros el sonajeo de las cortinillas de cristal que ayudaban a la concentración.

Se me había asignado la prueba de leerle las hojas de té a Marlene, lo cual resultó en un jocoso dolor de cabeza. Debía de encontrarle forma al fondo de su taza, y como nunca había sido esa clase de persona que poseyera una "vívida imaginación", opté entonces por divertirme un poco con la situación; Le dije que los trozos de hojas formaban un corazón palpitante que auguraban un prometedor romance con un rubio rollizo cuyo nombre comenzaba con "P".

—Bien señorita Mcdonald— dijo la anciana Marchbanks dando por finalizada la prueba.

 Palomeó algo en su boleta cuando terminé de hacer la "predicción" y Marlene esperó a que la examinadora pasara a la siguiente mesa para propinarme un manotazo. Ahogué la risa, aún debía guardarse silencio por respeto a esos alumnos que pugnaban por inútilmente abrir su ojo interior.

Amiga de James PotterWhere stories live. Discover now