Veinte

1.4K 126 16
                                    

Después de mis cuatro días de descanso, regrese con el mejor de los ánimos a la escuela. Mis padres se habían marchado el domingo por la tarde. Me habían dejado más ropa, y un sabor agridulce en la boca pues no quería que se marcharan.

—Julie, ¿te importaría venir conmigo después de clases?—pregunto Louis a un lado mío, y yo asentí sonriente.

—¿Cuántas veces he visto esa sonrisa de estúpida?—preguntó Kaila a un lado mío, haciendo sonrojar a Louis.

—Entonces te veo más tarde, Julie —me miro tierno —adiós, Kaila —le sonrió y dio media vuelta.

—Hasta nunca —se despidió la rubia posicionándose frente a mi —¿fuiste ya a recoger el regalo de Tom? —me sonrió pícara.

—Quedamos en que iría el martes que me sintiera mejor —cerré mi casillero.

—Van a estrenar la cama, ¿verdad? Por eso tienes que ir hasta su casa —me codeo sin quitar la cara de coqueta.

—Aún no termina de llevar sus muebles, Kaila —la miré mal —sigue viviendo con sus padres.

—Entonces lo harán en la cocina —me sacudió del brazo, emocionada.

—¡Basta! —me zafe de su agarre —no tendré sexo con Tom, él y yo sólo somos amigos, Kaila. Y deja ya tus bromas sobre el tema.

Kaila rodó los ojos y se encogió de hombros —te lo vas a dar algún día.

-

Sam me estuvo molestando en absolutamente todas las clases, y Julián sólo se reía de sus chistes.

—Deberías de defenderme, eres el peor gemelo del mundo —golpee el brazo de mi hermano mientras salíamos del salón de historia.

—Es que sus chistes son graciosos —dijo riendo.

—Tu cara también es graciosa—lo miré mal.

—Eso no es cierto —me respondió de mal modo —te pareces a mi, eso también hace tu cara graciosa.

—No.

—Si.

—Yo no me parezco a ti, estúpido.

—Si lo haces.

—¡Que no!

—Bienvenidos al mundo de los gemelos —aplaudió Sam —ahora, dense un abrazo —dijo serio.

—Claro que no —respondimos al unísono.

—Háganlo, o los molestare por una semana completa —nos miro amenazante.

Julián y yo nos abrazamos fugazmente, y Sam asintió sonriente.

—Los amo, pero nunca serán igual de fabulosos que los gemelos Holland.

Los tres soltamos una carcajada y caminamos hasta nuestra siguiente clase.

Al terminar el día, y después de ensayar, salí con Louis de la escuela y me monté en su auto. No hablamos mucho, pues yo iba sumida en mi celular, y él en sus pensamientos.
Llegamos a un campo de béisbol, y me vi sorprendida al ver todo solo, sólo éramos el y yo.

—¿Es legal entrar aquí? —pregunte al ver todo desierto.

—Mi papá es dueño de este campo de beisbol —me sonrió y tomó mi mano.

Nos adentramos al campo de juego, y después de acostarnos por un rato sobre el césped y hablar de cosas triviales, tomó mi mano.

—Hay algo que quiero preguntarte, Julie —me miro a los ojos.

—Adelante.

El moreno se levantó, y me ofreció su mano para ayudarme.
La tome y me indicó que mirara detrás mío.
Escrito en la enorme pizarra electrónica se encontraba un "¿Quieres ser mi novia?" Me sentía nerviosa, pues no sabía qué responder, realmente no sabía si estaba lista para una relación.
Mis pensamientos vagaron rápidamente a Tom. Habíamos pasado mucho tiempo juntos últimamente, y a pesar de no seguir enamorada de él, por alguna extraña razón, algo sobre él me obligaba a dudar mi respuesta, incluso llegar a negarme.
Mire a Louis nuevamente, se veía tan nervioso y feliz a la vez.
Sus ojos comenzaron a observarme con duda y ya no mostraban la misma confianza que segundos antes.

—Louis, yo —lo mire mordiendo mi labio inferior, intentando pensar las palabras correctas para no lastimar su noble corazón —déjame pensarlo, ¿si?

Louis asintió de acuerdo después de un breve lapso en el que me miro fijamente.

—Claro, entiendo —asintió —lo mejor será darte tu espacio.

—Si, será bueno —coincidí con él. La decisión que acabábamos de tomar era buena para ambos, yo no sabía qué era lo que quería, pero le estimaba tanto que de otra manera hubiera odiado perder su amistad.

—Te llevo a casa.

I Want You Back /en edición/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora