Veintiocho

1.5K 133 6
                                    

Julianna

La semana restante pasó rápida, y en un abrir y cerrar de ojos ya nos encontrábamos de regreso en Londres.
Aún faltaban dos días para regresar a la escuela, así que aprovechamos para ayudar a Harry a planear su declaración.
Nos encontrábamos sentados en la sala de su casa, inclusive Kaila nos acompañaba.

—Yo opinó que le des una caja con condones adentro. Se va a asustar muchísimo —dijo entre risas la rubia.

—A ti te gusta bastante el tema del sexo, ¿no es así, Kai? —preguntó Tom, desde el sofá. Mi cabeza recargada sobre su regazo, y sus dedos bailando entre mis cabellos era algo que  se había vuelto habitual, y que desde luego no cambiaría por nada del mundo.

—Tengo un humor bastante negro, ya deberían saberlo. Pero qué ofensa —susurro tocándose el pecho, haciéndome reír.

—Tengo una idea. ¿Y si voy dejando pistas en su casa, y en la escuela hasta llevarla a algún lugar bonito para poder cenar ambos, y preguntárselo? —nos propuso con una sonrisa y todos asentimos.

—Eres el más romántico de los Holland. ¿Puedes cambiar tus sentimientos y enamorarte de mi? —le preguntó Kaila.

—Creí que estabas enamorada de mi —la miro ofendido Sam.

—Oh, silencio. Mejor dinos, ¿Quién es Crista? —alzó una ceja la rubia y Sam se ruborizó al instante.

—Te ruborizaste —lo señale levantándome de las piernas de mi novio —¿quién es Crista?

—No es nadie —miro al suelo, evitando mi mirada.

—Soy tu mejor amiga, no puedes mentirme. Dímelo ahora —demande acercándome a él.

—Es una chica que conocí en el aeropuerto. Kaila se dio cuenta cuando hablaba con ella —la miro amenazante.

—De nada —sonrió mirándolo.

—¿La chica es de aquí? —pregunte intrigada. Solo quería saber quién era, y si me convencía. Aunque eso poco importaba, pues inclusive no me gustara, terminaría apoyando a Sam de cualquier manera.

—Sí, pero se iba de viaje a México. Creo que tiene familia allá, algo así entendí —me dijo confundido haciéndome reír.

—Tal vez te mintió y es de Al Qadea —dijo Kaila —en ese caso, podríamos volver a intentarlo —hizo bailar sus cejas, mientras guardábamos silencio.

—¿Alguien quiere comer algo? —preguntó Tom y todos levantamos la mano.

El lunes por la mañana lo primero que hice fue buscar a Louis. Necesitaba hablar con él y explicarle mi situación. Después de todo, no quería perder su amistad.

Lo encontré caminando al salón de música, por lo que aceleré mi paso y lo tome del brazo antes de que entrara al aula.

—Hola Louis —le sonreí.

—Hola Julie —cabeceó a manera de saludo.

—¿Qué tal las vacaciones?

—Bien, supongo —se encogió de hombros. Su mirada era distante, y algo me decía que ya se había enterado de todo.

—¿Te gustaría ir por una malteada saliendo de la escuela?

—La verdad no —negó mirándome con molestia. Trague en seco y lo mire nerviosa.

—Bueno, ¿podemos hablar ahora?

Louis se encogió de hombros y nos dirigimos al patio en completo silencio. Me senté sobre el césped y él se quedó parado frente a mi. Le mostré un lugar a lado mío, pero negó. Bufé y me vi obligada a levantarme.

—Bien, ¿qué sucede? —preguntó cruzándose de brazos. Jamás había visto a Louis molesto, y me causaba algo de miedo, ya que era un chico de sentimientos fuertes.

—Louis, yo... lo siento —lo mire a los ojos —sé que te dije que lo pensaría, pero...

—Nunca olvidaste a Tom —me interrumpió y yo me quede callada —no hay necesidad de que me expliques nada. Sabía que me metía en un campo de guerra desde que supe que habías tenido algo con Tom Holland.

—Sabes que esto no hará que nuestra amistad cambie, ¿cierto? —sus ojos me miraron por un segundo sin expresión.

—Tal vez yo quiera que cambie —susurro mirando a otro lado.

—¿Qué? —pregunte atónita.

—No puedes ser amigo de alguien a quien quisiste mucho, Julie.

—Pero Lou...

—Escucha, las cosas no serán como antes. Sin embargo, también me dolería perder tu amistad por completo y actuar como extraños, así que te pido tiempo para mi.

—Te daré el tiempo que quieras, pero no actúes como si no me conocieras, por favor —pedí tomando su mano.

—Lo prometo —asintió y nos quedamos en un silencio incómodo —bueno, si era todo lo que querías decirme...

—Ah, si. Era todo —asentí y él se zafó de mi agarre, y colocó su mano sobre una de las correas de su mochila.

—Te veo después —sacudió su mano y yo asentí.

Sabía que era lo mejor para ambos.

I Want You Back /en edición/Where stories live. Discover now