Capítulo 12

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Matt había soltado la mano de Darcy y se puso de pie, seguido por Darcy.

–Te estaba esperando, estuve hablando con.. -Darcy le comentaba, pero él le interrumpió-

–Matthew Murdock, abogado de Hell's Kitchen. Bastante extraño verle por acá.

–Ok, él es… -Intentó hablar Darcy-

–Stephen Strange, sé quien es. Soy bueno recordando voces. -Respondió Matt extendiendo la mano. Stephen hizo lo propio- Es un gusto volverle a “Ver” -Dijo como si nada-

–Lo mismo digo. -Darcy se sentía un poco incomoda, entonces fue cuando Stephen volteo hacia ella- Tenemos que irnos ya.

–Dame un momento, yo estoy hablando con el señor Murdock y…

–Pero estamos un tanto retrasados, tenemos que irnos.

–No es mi culpa, yo te estaba esperando. No puedo ser una falta de respeto.

–Tranquila Darcy -Intervino Matt- Esto es más importante. Solo recuerda lo que te dije, ten fe y verás que todo saldrá bien. -Dijo con un tono cálido- Hasta luego, Señor Strange. -Paso frente a ellos y lentamente se fue alejando-

–¿Matt Murdock? -Le preguntó Stephen a Darcy viéndole con reproche-

–Solo hablaba con él, no pasa nada.

–¿En qué puede ayudar un abogado ciego de Hell's Kitchen? -El tono de Stephen indigno a Dar-

–En este momento, un poco más que tu. Porque una palabra de aliento, que venga desde el corazón, hace muchísimo. -Le respondió y salió rápidamente de la cafetería para dirigirse al estacionamiento. Stephen al ver su reflejo, solo le recriminaba.-
En la oficina del detective Hart, Darcy se mantenía en silencio esperando a que él apareciera, observaba el comportamiento de Stephen, se comportaba de forma extraña, trataba de evitar toda superficie reflejante, hasta volteó un par de adornos que estaban en el escritorio del detective.

–¿Qué te pasa? -Le preguntó de mala gana-

–Nada. -Solo respondió esto y cruzó los brazos. Inmediatamente, el detective entró-

–Perdón por la demora, hubo un contratiempo de papeleos. -Fue a sentarse frente a ellos- No les preguntare cómo están porque verdaderamente está de más. -Darcy suspiró- Ok, quería verles con urgencia porque tenemos información relevante sobre la persona que se llevó a su hija.

–¿La encontraron? -Preguntó Darcy-

–Es complicado. -Respondió el detective reacomodando los adornos que Stephen había movido. Darcy suspiró y negó- Pero al menos ya tenemos la identidad del “Conejo Blanco” -Ambos quedaron desconcertados- Ese es su alías. Su nombre es Lorina Dodson, tiene 25 años y está siendo buscada por homicidio. -Darcy se alteró- Hace poco asesinó a su esposo.

–¿Es una broma? ¿Me está diciendo que mi hija está en manos de una homicida? -Preguntó molesto Stephen- ¿Y no la han encontrado?

–Le estoy diciendo que es complicado.

–¿Complicado? -Preguntó Darcy muy bajo- ¿Qué tan complicado puede ser atrapar a una demente con complejos de conejo?

–Es hábil, muy hábil. Tiene trucos para escabullirse. –

–Esto es una pérdida de tiempo. -Expresó Darcy, a lo que Stephen sacó aquel sobre que había recibido en la mañana-

–Algo están pasando por alto. -Dijo dejando el sobre en el escritorio- Contacté a un investigador privado que la estuvo buscando. -Ante esto Darcy volteó sorprendida ¿Cómo era posible que no le hubiese dicho nada?- Y la encontró. -Hart abrió el sobre y observó las fotos detenidamente. Darcy seguía viendo a Stephen- Si hay algo cierto en esto, es que Darcy siempre tuvo razón. -Ella frunció el ceño- en todo, desde el torero, hasta el portal. -Cuando dijo esto volteó mirarle. Ella solo mostraba indignación en la mirada, después de todo, él nunca le había creído- ¿Cómo puede explicar que un investigador le haya encontrado, y ustedes no?

–Sí la hemos encontrado, pero cuando le rodeamos, simplemente desaparecía. No sabíamos a qué se debía. -Darcy negó indignada-

–Es increíble todo lo que está pasando en este lugar. -Se puso de pie- Yo solo quiero encontrar a mi hija, al precio que sea. -Stephen le miró con dolor, pero ella le devolvió una llena de decepción- Me da igual cómo, pero yo la quiero conmigo. Es increíble cómo dudaron de mi. -Se dio la vuelta con la intención de salir, pero antes de hacerlo- El torero, se llama Manuel Eloganto, quizás le sirva de algo. -Salió de la oficina indignada. Stephen se puso en alerta para ir tras ella-

–Necesito que me mantenga al tanto de cualquier información. -Le dijo a Hart antes de salir. Corrió hasta interceptar a Darcy en el pasillo.- ¡Espera! Darcy, por favor. -Le  tomó del brazo- Entiendo que estés molesta.

–No quiero hablar, solo quiero irme de aquí. -Hablaba con un nudo en la garganta. Se soltó y siguió caminando hacia el estacionamiento. Subió al auto y se quedó en silencio. Y así estuvo todo el camino hacia el hospital.-

–¿No vas a decirme nada? -Preguntó Stephen mientras caminaban por uno de los pasillos-

–¿Qué te voy a decir? Siento que ya las palabras sobran. Pero si quieres que te diga algo, lo haré. -Se detuvo en el pasillo, frente a ellos había un espejo, esto puso un poco nervioso a Stephen, que se movió un poco para quedar solo él frente a ese reflejo, esto fue muy rápido, así que recién Darcy iba a empezar a hablar, y vaya que lo hizo.- Eres un maldito imbécil sin corazón. Me veías sufriendo todos los días y nunca te dignaste a decirme que habías contratado un detective para buscar a mi hija, porque Luna también es mi hija. -Hablaba con un tono firme, pero sereno, no gritaba, no lloraba. Estaba muy segura de lo que decía- Buscaste un detective porque no me creías, porque pensabas que estaba loca, que lo había imaginado todo. Te felicito, solo te confirmaron la verdad. Me confirmaron a mi, que la policía no va a ser suficiente, que lastimosamente ese hombre que ya no existe, era el único que podía recuperar a nuestras hija.

–Tienes que calmarte, estamos en un hospital. -Dijo al ver a algunas personas pasar-

–No me pienso calmar. Estoy cansada ya de esto, estoy cansada de dar mi brazo a torcer y tu no haces nada para recuperarte, para recuperar tu esencia. -Stephen observó su reflejo que solo asentía a las palabras de Darcy- Que no hace nada para recuperar a nuestra hija.

–Lo estoy haciendo.

–¿Lo estás haciendo? ¿Esperando a que la policía haga algo? ¿Contratando un detective para confirmar lo que ya te había dicho? Eso no es hacer algo, el hombre del que yo me enamoré, ya hubiese salido por su cuenta a buscarla. -Respondió con dolor-

–Estoy haciendo, estoy haciendo más que tu. -Su tono era seco- No sé qué esperas de mi, pero no me he quedado con los brazos cruzados. No como tu, que solo te quejas y lloriqueas por todos lados. -Y Boom, esas palabras fueron mucho más dolorosas que cualquier golpe. Muchas cosas se revolvieron dentro de Darcy al escucharlas. No sabía qué expresar, le dolió, claro que le dolió, pero ese a lo mejor era el empujón que necesitaba. Tomó aire, muy serena y asintió-

–Tienes razón. Solo he estado lloriqueando, esperando algo que al parecer no va a pasar, no importa cuanto lo intente. -Respiró profundo, y al contrario de lo que ella misma hubiese podido pensar, no fue para aguantar lágrimas, ellas simplemente no estaban. Aunque sintiese mucho dolor, no se sentía mal, se sentía decidida.- Gracias por esto, ahora sé lo que tengo que hacer. -Dijo mientras se quitaba el anillo. Tomó la mano de Stephen, se lo puso en la palma y se la cerró para luego darle una sonrisa, tocándole suavemente la mejilla.-

–¿De qué hablas? ¿Qué vas a hacer? -Estaba confundido-

–¿Qué voy a hacer? Algo muy sencillo, voy a dejar de lloriquear. -Respondió muy seria y se fue, con paso firme. Él había quedado en blanco, observó el anillo en sus manos y luego escuchó a aquel reflejo-

–Te lo advertí, las ibas a perder a ambas. Ya todo está en tus manos, no tienes a nadie más.

«Our Space» [MysticShock]Where stories live. Discover now