18. LA ULTIMA DECISIÓN

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Mientras Elizabeth y Richard resolvían sus asuntos por aparte, Lili estaba a punto de tomar su última decisión. La carta estaba lista, la soga estaba atada y sus deseos de vivir estaban muertos al igual que ella.

Sin más por hacer firmó la carta, se subió a una silla, puso la soga en su cuello, pateó la silla y después, todo se puso negro.

Del otro lado de la ciudad Elizabeth ordenaba algunos documentos cuando una llamada cortó su concentración.

— ¿bueno?

—hay un 6-31 en el 23 de la calle Green Woods, necesitamos venga de inmediato.

Elizabeth guardó lo que tenía en su escritorio, enfundó su arma y salió en su auto rumbo a la escena.

Al llegar al lugar se encontró con algo atroz y grotesco, que como mujer, le puso los pelos de punta.

Era una chica joven, linda, de tés clara y de unos 27 años, estaba atada sobre la cama completamente desnuda, ensangrentada, rapada y con su boca y partes íntimas SUTURADAS.

A un lado de ella en una de sus manos sostenía una nota escrita con tinta negra, y en la otra, una nota escrita en tinta azul.

Los forenses procedieron con su trabajo mientras Elizabeth miraba a su alrededor en busca de Richard quien al parecer no llegó.

Luego se dispuso a dar un vistazo por la habitación para buscar indicios del aparente crimen, y al levantar la mirada notó algo extraño sobre ella.

En una de las vigas que sostienen el techo había una soga colgando y al parecer, estaba cortada, segundos después uno de los agentes forenses confirmó su teoría al encontrar algo debajo de la cama, y era el otro extremo se la cuerda.

Al parecer alguien, probablemente la chica, intentó suicidarse, pero su muerte no fue como lo planeaba.

Elizabeth tomó un par de notas y luego se retiró de la escena para atar algunos cabos sueltos en su oficina.

Mientras conducía a la comisaría, su teléfono sonó nuevamente, y al parecer, no serían buenas noticias.

Elizabeth se orilló a la acera, detuvo el auto y contestó.

—hola Elizabeth, ¿recibiste mi recado? —preguntó una profunda voz

—tú de nuevo, ¿ahora qué quieres? —exclamó molesta

—Veo que aún no lo has leído —añadió riendo —dime ¿no te has preguntado donde está tu compañero?

— ¿qué le hiciste a Richard? —dijo exaltada

—mejor pregúntate que hizo él

Elizabeth calló por un segundo

—eso quería escuchar, solo recuerda; no confíes en nadie, porque nada es lo que parece.

La llamada finalizó y Elizabeth confirmaba sus dudas, al parecer era obvio RICHARD ES UN ASESINO o al menos su cómplice.

Era momento de tomar decisiones serias respecto a la investigación y la primera seria con Richard.

Continuó conduciendo y al llegar a la comisaría recordó la nota de la chica suicida de la última vez.

Al llegar, los médicos ya habían hecho los análisis pertinentes, y como era de esperarse, no había huellas o rastros del asesino, lo único que parecía claro era lo que decía la carta.

Según las evidencias, la chica escribió la nota con su propia sangre antes de morir, y lo que decía la carta le helaría la sangre por completo ya que en ella decía RICHARD

El asesino de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora