23. SECRETOS DE FAMILIA

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La llegada de John al departamento de investigación marcaría un antes y un después no solo en el caso, sino también en la vida de Elizabeth. Los misterios que envuelven al elegante John ponían los sentidos de Elizabeth en alerta, y más con el nuevo detalle que sabía sobre el asesino.

Al día siguiente, una llamada iniciaría un ajetreado día, con sorpresas de las que nadie estaba preparado. La llamada era de la comisaria, al parecer habían encontrado a la chica desaparecida, pero no de la manera que creía.

Sin perder tiempo, terminó de tomar su café, tomó sus cosas y salió tratando de imaginar lo que encontraría al llegar allá. Muchas cosas pasaban por su mente, sin embargo, debía enfocarse en su trabajo.

Al aprestarse al lugar John y los médicos forenses estaban procediendo con la inspección de la zona, y por supuesto, del cadáver.

Era el cuerpo de una fémina, que estaba calcinado de pies a cuello, ya que su cabeza era lo único intacto. Las quemaduras parecían haber sido hechas con ácido ya que se podían notar rastros del líquido al lado de la chica.

Sus características físicas visibles concordaban con el perfil de victimas que el asesino escoge, además que la muerte era muy de su estilo, sin embargo, algo en esta víctima era muy distintivo, y era que en lugar de un corazón tenía un lingote de oro.

—Hola Elizabeth, ¿que le parece esta víctima? —preguntó John

—no es momento de sarcasmo, ¿que han encontrado hasta ahora? —preguntó con seriedad

—Lo que tiene a la vista —respondió señalando al cadáver —no hay rastros, no hay pistas ni señas del asesino

— ¿Como la encontraron? —exclamó curiosa

—Muerta y tendida en el piso, nada de otro mundo —respondió en broma sarcásticamente

—Señor, Evans —exclamó con énfasis de molestia en su apellido— le recuerdo que esta es una investigación seria y no un circo para sus payasadas, ahórrese su sarcasmo para otra ocasión —dijo molesta

—Solo respondía a su pregunta, debería ser más específica al formularlas —exclamó con arrogancia —y respondiendo a lo que no supo preguntar, una llamada anónima nos informó de la ubicación de la víctima. Por cierto, ¿que tal estuvo su cita?

—eso no le importa, aunque tal parece que usted la pasó muy bien

—mi sonrisa me delata verdad jajaja, en cambio a usted, su gesto de amargura parece indicar que no la pasó como quería

—este no es el momento de hablar de nuestras intimidades, no sé cómo puedo seguir hablando con usted

—no puede resistir a mis encantos, verdad, si quiere puedo hacer que se sienta mejor —agregó coqueteando

—ahg, es peor que Richard —bufó molesta

—Querrás decir mejor —inquirió con tranquilidad

Elizabeth se sentía incomoda y molesta con la actitud de John, sin embargo debía admitir que a pesar de ser un arrogante sujeto, tenía algo de encanto.

Luego de revisar la escena y realizar el posterior levantamiento, los forenses llevaron a la víctima al laboratorio médico, los demás agentes se devolvieron a la comisaria y Elizabeth y John quedaron solos en el lugar.

—Al fin solos —exclamó John coqueteando

—no por mucho, debo irme

Elizabeth estaba por marcharse cuando John la tomó de la mano y la detuvo

El asesino de ojos azulesOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz