El asesino de ojos azules

26. EL ADMIRADOR

Luego de confirmar su cita, John salió del hotel en el que estuvo con Liz para preparar algunas cosas para luego de la velada, sin embargo, tenía la sensación de que no iría solo.

Al caer la noche John llegó al restaurante y esperó unos minutos en la barra hasta que su cita llegó. La chica vestía un ajustado traje negro un poco arriba de la rodilla, unos elegantes tacones del mismo color y accesorios plateados que hacían juego con su vestimenta. Sus sensuales labios color carmesí resaltaban en su rostro, pero no tanto como sus hermosos y brillante ojos azules. Su cabello lacio y de color oscuro contrastaba con el pálido de su piel, y su actitud coqueta hacía de la chica un todo en uno, que sin duda, John disfrutaría muchísimo.

Uno de los camareros los pasó a la mesa que tenían reservada para la cena y este a su vez les ofreció el menú.

—quisiera el especial de la casa —ordenó la flamante chica

— ¿Y Ud. caballero ?—preguntó el mesero

—Pediré lo mismo —atendió

—Esta es nuestra selección de vinos —añadió mostrándoles la carta — el cabernet y el chardonnay combinan muy bien con su platillo —explicó amablemente

— ¿por casualidad no tendrá alguna reserva de Sagbre almacenada en la bodega?

—Lo siento, ese vino no está disponible —contestó riendo con sutileza —Solo se sirve en ocasiones especiales, específicamente en las cenas privadas del dueño del restaurante. Esa cena es tan única y exclusiva que los invitados solo pueden asistir una vez en la vida

—interesante, ¿y qué debo hacer para asistir a una de esas cenas? —preguntó curioso

—Nada, solo él sabe cómo elige a sus invitados y sus platillos —inquirió viendo a John a los ojos

Al parecer tenían algo en común además de sus ojos color cielo, ya que sus miradas parecían conectarse como si de conocidos se tratase.

—me gustaría estar en una de esas cenas —agregó la chica

—Quizás en otra ocasión —añadió John —. Cabernet está bien por ahora —solicitó al mesero regresándole la carta de vinos

—sagbre, nunca había oído hablar de ese vino —exclamó pensativa

—es muy raro y exclusivo, sólo se producen unas pocas botellas al año, por suerte podrás probarlo está noche —agregó viéndola a los ojos

— ¿en serio? —exclamó con asombro —pero cómo...

— ¿cómo tengo una de esas? — Interrumpió —esta noche me llevan una botella de fresco, tibio y delicioso Sagbre yeux bleus sang (yu blu so)

—suenas aún más sexy cuando hablas así —añadió seduciéndolo con la mirada — y dime, ¿qué significa?

—amor a primera vista, justo lo que siento por ti —respondió sin cavilar

—no cabe duda que esta noche será de maravilla

—Sin duda alguna —exclamó con altivez.

Mientras cenaba con la exuberante señorita, aún tenía el presentimiento de estar siendo observado, mas no le dio importancia ya que nunca ha habido algo que esté fuera de su control.

Luego de la cena era hora del postre el cual sería en la casa de John.

Antes de salir, Lindsey, la conquista de John, tuvo que ir un momento al tocador, dejándolo a esperas de ella en la mesa en la que estaban.

Aprovechando la ausencia de la chica, el camarero se acercó a John y le entregó un sobre con algo adentro.

— ¿qué es esto? —preguntó relajado.