46. COLAPSO

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Finalizando la llamada con enfado, Elizabeth tiró el móvil en el asiento trasero, acomodó su cabello y viéndose reflejada a través del retrovisor, se dio cuenta en lo que se estaba convirtiendo

Con un rápido movimiento apartó la mirada del espejo, y posando la vista al frente, veía a la nada con impotencia y confusión mientras el llanto brotaba sobre sus pálidas mejillas.

Era una rosa clavándose sus propias espinas. Cada pétalo de cordura se marchitaba dejándola morir, sin embargo; no sería su fin.

Marchándose de casa y al borde del colapso, salió a toda velocidad en dirección al único lugar que le traía paz; el viejo parque abandonado.

La última visita no fue como esperaba, sin embargo, era momento de darle vuelta a la página o quemar el libro entero.

Sus manos estaban en el volante, pero sus pensamientos viajaban de un lado a otro entre sus lagunas mentales. En ese momento no le importaba conducir bien o si era policía, ella sólo quería paz.

Era tal su desconcierto que casi pasa por alto un semáforo en rojo y al peatón que estaba por cruzar la calle. Este último reaccionó con rapidez, y luego de clavarle una mirada de enfado y un gesto de desagrado, siguió con su camino. El polarizado del auto impidió que este viera a Elizabeth, pero ella si puedo verlo y reconocerlo.

¡Era Adrien! el chico al que casi atropella la última vez, justo un par de calles más arriba antes de llegar del parque. Al parecer él también llevaba prisa y lucía bastante preocupado, tanto que ni siquiera se detuvo a discutir con ella por el incidente.

En cualquier otro escenario hubiera sido algo normal, sin embargo, su reacción apática y la bolsa de farmacia que traía consigo le resultaban inusuales.

¿Porque iba solo? ¿Dónde estaba su amigo? ¿Por qué llevaba una bolsa de...

La bocina del auto tras ella le recordó que la luz había cambiado a verde, por lo que tenía que avanzar, pero ahora con otro destino. Debía saber que hacia ese sujeto

Para evitar que este se diera cuenta que lo estaba observando, Eli se detuvo en una tienda, aparcó el auto y continuó el seguimiento a pie.

El chico no vivía muy lejos, y para sorpresa, su casa era nada más que la antigua tienda de la última vez; "La tienda de antigüedades Bob"

Su cerebro empezó a procesar todos los posibles escenarios ocurridos y por ocurrir. Las cartas, el parque, la tienda, todo empezaba a encajar, por muy disparatado que sonaba en su cabeza, todo tenía sentido.

Uno de ellos, ambos o alguien más, era quien la ha estado siguiendo todo este tiempo. En ese instante, Elizabeth recordó todo;

El amigo de Adrien era el mismo chico que había visto en el parque subiendo a un auto con la chica rubia, solo que en esa ocasión llevaba un estilo de vestir completamente diferente al que portaba cuando casi lo atropella, pero siempre con la misma chaqueta que su acosador llevaba cuando entró a su casa. La ropa, el físico, su amigo haciendo compras en la farmacia luego de lo que sucedió, no había dudas; Josh era el acosador.

Luego que él entrase, Elizabeth regresó al auto y antes de subir, notó una hoja en su vidrio frontal. Parecía ser una multa, sin embargo, era una extraña nota que decía;

Estamos cerca de conocernos o mejor dicho reencontrarnos. El juego está por acabar, pero solo uno puede ganar.

Harta de la situación, Elizabeth reaccionó con desenfreno rompiendo la carta y pateando la llanta frontal para liberar su estrés. Tratando de entrar en calma y recobrando los estribos, se dio cuenta que la nota refutaba la existencia de más de un acosador. Estaba segura que Josh era uno de ellos, pero, ¿Quién es su cómplice? o ¿Cuántos más hay detrás de todo esto? La situación poco a poco se estaba agravando, sin importar cuanto investigara, el asesino estaba tres pasos delante de ella, Richard tenía razón; Él lo ve todo.

Quizá literalmente era lo que trataba de decirle, pero no pudo completar la frase; "si quieres atraparlo revisa las ca.... ¿cartas? ¿camas? ¿casas? ¿cámaras?

¡CÁMARAS! el asesino está usando las cámaras de la estación y los más probable es que también tiene acceso a las cámaras de la ciudad, las del reclusorio e incluso pudo haber instalado en su casa y en el auto.

Asimismo, debió haber manipulado o desaparecido las cintas en las que aparecía, lo cual explica por qué no se encontró nada sospechoso en ninguna de las grabaciones revisadas en el caso y tampoco en las tomadas el día del saqueo de cadáveres en la morgue. Todo apunta un sospechoso más, un infiltrado en la central de investigación.

De ser así, se enfrentaba no a uno sino a tres o más psicópatas; "El observador", "el acosador" y "el repartidor". También podría existir "el secuestrador" o anzuelo que consigue las víctimas, "el carnicero" quien se desase de ellas y la mente maestra, el verdadero, único y retorcido "asesino de ojos azules". Podrían ser tres, seis, nueve o quizá una secta completa, ahora ya tenía un sujeto, un lugar y una pieza más del acertijo. Solo resta lo más fácil, atraparlo.

Antes de volver a casa, revisó el auto con detenimiento en búsqueda de algo fuera de lugar, y aunque no encontró una cámara, halló algo igual de interesante; un localizador GPS pegado en la parte posterior del vehículo. Así era como la mantenían monitoreada, pero ya no más. Estrellando el dispositivo con fuerza contra el pavimento, y viendo con rabia una de las cámaras del semáforo, subió a su carro y se fue del lugar lista para preparar su próxima jugada.

Mientras tanto en casa de Adrien:

—Josh, cariño, regresé —exclamó abriendo la puerta —¿Cómo sigue tu herida? John, Josh «Donde se abran metido»

Al no oír respuesta, y algo preocupado, Adrien dejó la bolsa en el sofá y se dirigió a la cocina, sin embargo, antes de llegar, comenzó a sentirse algo mareado, todo empezaba a verse borroso y distorsionado y de un segundo a otro pasó de estar de pie a estar tendido en el suelo. No entendía que estaba pasando, y tampoco entendía porque ahora John estaba parado frente a él.

—John ¿Qué me sucede? Por favor ayúdame —suplicaba casi inconsciente

—No te preocupes, pronto acabará.

El asesino de ojos azulesDove le storie prendono vita. Scoprilo ora