Capítulo 16

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Yeri caminaba por los pasillos de su escuela con seriedad y desánimo un par de ojeras bajo sus ojos que demostraban su mala vida. Su padre un alcohólico que a penas las mantenía.

— ¡Miren! ¡La hija de puta! — Yeri comenzó a querer huir de todos esos insultos caminó más rápido con sus ojos cristalizados. —

— Ay, pobrecita, la imbécil quiere llorar....— la chica hizo un puchero divertida haciendole ojos burlones. —

— Mira que asco, que gorda es.

— Sí, mira sus ojeras, ugh me da lástima.

Una de las chicas la pateó en la entrepierna y los demás se reían de ella, prosiguieron a pegarle varias uniéndose a la primera en el estómago, haciendole vomitar sangre.
Ella era indefensa, y literalmente ya no tenía fuerzas para seguir, era una basura, ella se sentía así, y todos la hacían sentir de ese modo.

— ¡Dejenla perras! — escuchó el grito de su hermana TaeYeon quién apartaba a todas las idiotas que la golpeaban mientras éstas hacían muecas de disgusto o reían de lo mal que la habían dejado. — hermanita, d-dios santo l-lo siento — acarició su mejilla. — ¡Joohyun, Sunmi! Ayudenme a llevarla a enfermería por favor.

— Claro, resiste pequeña Yeri — la chica de ondulados cabellos azabaches le acarició la cabecita y las tres hicieron un esfuerzo para levantarla y ella simplemente vio negro después de eso. —

Ye Rim despertó viendo el blanco de una sala de hospital, suspiró e intentó moverse soltando inmediatamente un quejido, destapó la sábana que reposaba sobre ella y vio vendas adheridas a su cuerpo, y sintió unos pocos parches en su rostro. Volvió a cubrirse con la sábana, estaba tan cansada de todo, no sabía por qué seguía viviendo.

— Ming Ming despertaste — la rubia acarició las mejillitas de su hermana, TaeYeon era la única que se preocupaba por ella y eso que tenían la misma edad, aunque la rubia era mayor que ella por unos minutos. —

— Estoy.....bien...Unnie — la menor con ayuda de su hermana se sentó en la camilla y suspiró. —

— Jame, dios ¿Como me dices que estas bien? — Ye Rim mordió su labio inferior sin decir nada más. — no puedo permitir que te sigan molestando así, Yeri...¿me escuchas?

— Mm lo hago, Unnie...— suspiró. — vámonos a casa...

— No, no llegaremos a casa...— la rubia la ayudó a ponerse su ropa, pues el doctor dijo que cuando despertara podían irse. — Bae Joo Hyun nos alojará un tiempo...

— No seas tonta..— la apartó. — ¿Piensas huir? No estaremos toda la vida con Irene, TaeYeon. ¿Y? ¿Qué haremos después?

— Buscaremos a nuestros hermanos...tengo entendido que están en Seúl.....

— TaeYeon, no seas estúpida, ¿tienes siquiera certeza de que realmente existen esos "hermanos"? ¿o de donde están? Vivimos en Incheon. ¿Como conseguiremos dinero para largarnos de aquí? — la castaña de melena se vistió con rapidez. —

— Yerim, no seas insolente. — comentó. — existen. Lo sé. Investigué y saque los papeles que nuestro padre tenía en la caja que nunca nos dejó abrir. La robé. Y bueno, trabajaré, yo, en una cafetería cerca de la casa de Joohyun. Pagan bien asiqu-

— ¡Tae escuchame! No todo es tan simple como lo estás planteando..dios...deja de querer cargar con todo tu sola. — chasqueo la lengua. — somos hermanas, ambas trabajaremos allí, y si nos pagan bien en poco tiempo podremos largarnos. ¿Como se llaman nuestros hermanos?.

—....Kim Ji Min, Kim Tae Hyung y Shin Su Ran....pero...JiMin falleció hace un año en un accidente, y Tae está en un centro de rehabilitación porque quedó inválido...temporalmente. — la castaña cubrió su boca sorprendida por alguna razón sintió dolor en su corazón. — y nuestra hermana Shin Su Ran es una empresaria prestigiosa en Corea del Sur y Corea del norte..tiene veinte años y un pequeño hijo llamado Shin Ji Min...

— ¿C-como...? ¿Como sabes todo eso?

— Algunas cosas de internet..Otras de los documentos de papá que nos prohibía ver, pero descubrí todo esto uniendo cabos sueltos. Todos en estos momentos están en Seúl.

— Ah, ya te veo de detective..

— Eso es lo que pienso estudiar, hermanita. — la ayudó a pararse. — cuidado, tienes una leve contusión en la costilla izquierda.

— Creo que...lo suponía — rió castamente. — me duele como los infiernos Unnie — chilló cerrando sus ojitos. —

(...)

TaeHyung se estremeció ante el frío que hacía. Se puso sus guantes para no tocar las barras que estaban demasiado congeladas con su tibia piel.

— ¡Tae! Vamos, muevete — rió el rubio. —

— Woozi, dejame acostumbrarme a estar parado por lo menos — se quejó. Sus piernas tambalearon levemente. —

Lee alcanzó a sujetarlo y a ayudarlo a sujetarse en las barras, hizo una mueca y suspiró.

— Hagamos algo distinto entonces. Recuestate. — el bajito chico le hizo acostarse en el suelo sobre una pequeña colchoneta. —

Levantó sus piernas mientras él permanecía parado, y le hacía moverlas como si estuviera caminando, sin embargo sin una necesidad de apoyo, al de piel canela le dolía un poco aquello.

— JiHoon me duele — se quejó bajando sus piernas. —

— ¿Mucho?

— Si~ — lloriqueó sobándose sus rodillas con sus manitos, sentándose infantilmente en la colchoneta. —

Jeon entró al salón acompañado de dos menores a su lado, sonrió con ternura al ver a TaeHyung hacer un puchero por el dolor.

— ¡Tío tú puedes! — animó el de regordetes mofletes. —

YoonGi solo abrazó a JiMin poniendo su brazo alrededor de los pequeños hombros del menor y sonrió al Kim.

— Tu puedes Taetae hyung..— murmuró con una sonrisita. —

— ¡Ah! ¡Kookie por que los traes! ¡lloraré! — alegó y golpeó suavemente la colchoneta con sus dos manitos cruzando sus brazos en un pequeño berrinche y manteniendo su puchero. —

Todos rieron Jeon solo lo tomó como princesa y besó su rostro con cariño.

— Lindo.

— Kookie — se acurrucó en el pecho del mayor. — ¿Como te fue con lo de la reunión?

— Ah si....sobre eso...debemos....hablar. — la voz del pálido se apagó completamente, preocupando al otro sin embargo, éste no dijo nada. —

(...)

SpaceChim

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