Capítulo 1: Renacer en primavera

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Allí arriba las flores daban una fiesta con sus coloridos vestidos de seda, adornados por lentejuelas cristalinas que caían del cielo, deshaciéndose al pasar el tiempo pero dejando huellas mientras otras cuantas aparecían y el ciclo de la vida volvía a comenzar.

Posaban algunas en las verdes alfombras del bosque: por el rebelde pasto que allí crecía sin jurisdicción alguna, junto con el musgo y la hierba; ahí coexistían formando un solo momento de eternidad.

Otras se entrelazaban y danzaban al son de las aves y de la brisa matinal que las sacudía, invitándolas a iniciar la primavera: aquél sonido tranquilo que conducía al carnaval, aún si te encontrabas en lo más recóndito de la tierra...o no habías nacido aún.

Los árboles también participaban, acompañando a las flores en aquella danza matinal; servían de soporte a quienes querían observar desde las alturas y sus raíces se movían estremeciendo la tierra.

Toda la naturaleza parecía estar escribiendo una misma canción.

Suspiro del bosque

Aroma de flor

Brisa tras brisa corriendo de prisa

Huellas de hojas verdes y floreadas

Desvanecen el invierno

Que se pensaba que era eterno

Pero a través del viento un susurro ancestral

La primavera ha de comenzar

Pétalos volando por el viento

Siguen un ritmo lento

Cada una es un sueño

De un nuevo ciclo

Y se transforman en elefantes hurones serpientes ratones tortugas delfines culebrones y miles de entidades que van atravesando un portal cuyo destino es inmenso.......

Lo sienten las raíces del bosque, la tierra y el musgo que está mucho más debajo de todo este acontecer. Recogen los pétalos que se caen sin alcanzar a transformarse, los que se han marchitado, una colonia de hormigas obreras que se los llevan al fondo de la tierra espesa, húmeda y cálida; cubriendo el suelo de la cueva subterránea con estos pétalos de colores marchitos.

 Recogen los pétalos que se caen sin alcanzar a transformarse, los que se han marchitado, una colonia de hormigas obreras que se los llevan al fondo de la tierra espesa, húmeda y cálida; cubriendo el suelo de la cueva subterránea con estos pétalos...

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El bosque, perturbado por lo que va a suceder cesa por un momento su melodía, y las hormigas dejan de oírla; se retiran presurosas para dejar espacio al ser que sin saberse, pero por estar integrado ya en aquel bosque todos ya podían imaginarlo, iba a nacer....

Desde las hierbas, el musgo y la tierra; los pétalos iban impregnándose de una sustancia que estaba en lo más profundo del subsuelo y que les hacía recobrar el color que tenían en vida; hasta que se convertían en burbujas de color que se reventaban solas pasadas las horas, y eran reemplazadas por otras más coloridas y grandes aún.

Por la vida que inundaba al lugar, y tanto estallido de color se fue iluminando la oscura cueva hasta ser invadida por una luz similar a la escarcha, que brillaba como el oro; y fue entonces cuando él comenzaba a tomar forma, sin ser consciente todavía de ello.

Cuando las últimas burbujas se reventaron, la tierra vibraba mucho por lo que la sustancia con la que había sido creado fluyó a distintos puntos de la tierra muy remotos y distantes unos de los otros; y el ser medianamente completo, con sus partes separadas, vagaba en las profundidades del subsuelo, desesperado hasta llegar hacia algún lugar, sin saber el porqué, ya que aún no era del todo consciente de si mismo, partes de él en estado líquido-gaseoso llegaron a la cueva donde había sido inicialmente creado; y por la melodía del bosque que volvía a sonar las partes restantes se fueron juntando hasta llegar a conformar un solo ser que ahora estaba en la cueva de sus orígenes, y una vez que llego ahí se dio cuenta de que era un ser individual y empezó a tomar conciencia de sí. 

Lo primero que pensó es que se sentía cómodo ahí, que no se movería por largo tiempo porque quería conocerse

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Lo primero que pensó es que se sentía cómodo ahí, que no se movería por largo tiempo porque quería conocerse...

Como la cueva volvía a estar obscura y tenía cerrado los ojos por no tener conciencia del poder de la visión aún, ni saber que lo poseía, fue tomando conciencia de sí mediante el movimiento, su forma era un tanto irregular, un tanto redonda, un poco abstracta pero tenía extremidades y fue consciente de cada una de ellas y de todo su cuerpo mientras lo movía, hasta que abrió sus ojos pero aun no podía ver pues la cueva estaba en la penumbra; así que volvió a cerrarlos y se quedó en un estado de ensoñación por un tiempo...

Donde viven los sueños Where stories live. Discover now