Capítulo 14: Un nuevo viaje pt.2

3 1 1
                                    

Otro día más, otra rutina.
— Dicen por ahí que ayudé a un famoso sueño en sus primeros pasos, que ayudé a ese ser que se hizo famoso por ser un sueño con sueños autónomos y buscar sus propias respuestas. A ver, me explico con una pregunta: ¿Sueñan los sueños? Pues, sí, algo así, por lo que sé, ellos descansan en grandes habitaciones dependiendo del tipo de sueño que sean: están los sueños, los deseos y las pesadillas. Mientras descansan estos sueños no pueden dormir juntos, porque sus sueños se mezclarían y sería más fácil para, por ejemplo el sueño de un enemigo, matar.
Se pueden matar personas a través de los sueños.
Es por eso que la guardiana del lugar, Alwe, ha tomado esa medida.
—¡¡¡Ohhhh!!! E-entonces q-quiere decir ¿Qué los sueños no tienen sueños propios, es decir que sueñan lo que sus dueños humanos quieren?
Me pregunta una curiosa ardilla de mejillas infladas.
Asiento un tanto hastiado de la situación, la verdad me había informado bien para ayudar a mi amigo cuando lo necesitase, pero al parecer me convertí en el informante de los seres ajenos al Mundo de los Sueños y en una especie de "héroe" mítico que ya estaba muy anciano.
pffff, en este mundo pasa el tiempo más rápido que en el Mundo de los Sueños y aún quieren saber chismes de allá, me parece que ustedes son los retrasados.
Dije en una especie de susurro enfadado.
—¿Q- qué?.
Exclamó horrorizado un perro policial que a penas cabía en la cueva y mantenía su cola a fuera.
—No es nada, bueno respondiéndole a la amiga ardilla, creo que eso es cierto en algún sentido me parece que la ardilla tiene más que nueces y bellotas en el cerebro pero, en realidad, hay algo en lo que se equivoca...
—¿¿¿Qué esss???
Mi discurso fue invadido por un coro de animales curiosos y algo desagradables.
—¡Ufff ustedes nunca se callan!. En fin lo que quería decir era que los animales también tienen sueños, eso mismo me lo pueden decir ustedes, pero mencioné a los humanos ya que mientras ustedes prefieren gastar sus energías para sobrevivir ellos han intentado y logrado cosas horribles con los sueños solo por codicia...
Sentí un temblor imperceptible a los ojos ajenos, tan solo recordar lo que Alwe y la Incertidumbre me habían dicho.

—¿Cómo que cosas tan horribles han hecho los humanos?
—¿Que se creen que soy? ¿Un libro andante? ¡No sé todo y tengo más trabajo que hacer que andarle contando chismes a los animalejos, o se van todos o no habrá una próxima vez!
—P-peero...

Ya se escuchaba la voz llorosa de una oveja.
Bastó solo con que escarbara un poco la tierra con mis uñas para que mis topos los sacaran del lugar.
Suspiré cansado, pero me propuse seguir con las tareas que quedaban pendientes, necesitaba hacer una expedición de reconocimiento con mis nuevos aprendices, pequeños topos inexpertos que aún tenían mucho camino por recorrer.
Me reuní con aquellos muchachos y una vez listos nos encaminamos por las profundidades de la tierra. Tenían que aprender a moverse y escarbar buscando pequeños tesoros que había escondido, algo sencillo para mi edad pero aquellos jóvenes estaban tan alborotados que no se daban cuenta que lo que buscaban lo tenían en sus narices.
A favor de ellos puedo decir que no les dije cuáles eran los tesoros, pero aún así me tenían harto.
—¡Por todas las sagradas divinidades!¿Se puede saber que hacen?.
Exclamé molesto mientras los jóvenes topos seguían dispersándose y solo volvían a mi cargados de cosas inútiles que creían que eran los tesoros.
Una vez hacían esto se encontraban con mi mirada de desaprobación.
—P-pero señor, se supone que en un ejercicio de reconocimiento de objetos el tesoro tiene que ser un testimonio o algo así ¿No?, alguna cosita sin mucho valor salvo en este ejercicio.
—Uff solo eso me faltaba, mocosos impertinentes, ¿Qué creen que no tengo cosas más valiosas qué darles? Yo que confiaba que con todo el oro podrían ir al mercado a comprar esas cosas que tanto les gusta a los jóvenes.
—¿¿¿¡¡¡Oro!!!!???
Otro coro de animales odiosos y ahora más encima codiciosos... ¡Genial!¡ ya basta basta cállense no los soporto!
Quería poner en palabras mis pensamientos pero fui arrasado por una tropa de estudiantes enloquecidos por el oro.

Me parece que fui demasiado pedagógico.

Pensé suspirando con pesar mientras me recuperaba.

Entre mi característico enojo pasajero me había olvidado de decirles que la verdadera razón por la que había hecho eso era porque muchos ladrones habían estado invadiendo las madrigueras y debíamos hacer algo al respecto, las antiguas tropas ya estaban envejeciendo por lo que debía formar guerreros más fuertes y emprender con ellos un nuevo viaje.
Pero a este paso...
Los muchachos se tropezaban los unos con los otros y se peleaban por el poco oro que habían encontrado.
En eso siento alientos fríos rozar mi pelaje.
—¡Ahhhh ladrones fantasmas!
Escuchó gritar a un joven horrorizado mientras trata de huir de aquella entidad, que se ha "materializado" o más bien es una sombra.
—No, no son fantasmas pero aún así no son ladrones comunes. Dije afilando mis garras de las patas delanteras y sacando de mi viejo morral unas gotas de veneno. Las apliqué en mis garras y salté dando volteretas hasta llegar a mi objetivo, arrojé las gotas con precisión hacia la sombra que ya estaba extrangulando al muchacho, casi inmediatamente empujé al muchacho con mis patas traseras con el fin de que no le llegase el veneno. Al poco tiempo la sombra se deshizo.
El joven no podía hablar, ahogado por el miedo anduvo perdido, desparramado por el suelo por un momento.
—¿Qué fue eso maestro?
Preguntó el único que se atrevió a hablar.
—Sombras de desesperanza, aparecen cuando un sueño se está extinguiendo para robar la esencia de ese sueño y dársela a su amo... ya, pero no puedo seguir con la cháchara estén atentos, he matado a la sombra madre, vendrán las hijas a cobrar venganza.
—pero no entiendo, ellas atacan sueños y nosotros no somos Sue...
¡A-ggg!
Delante de mí murió un curioso aprendiz asfixiado.
Eso no podría tolerarlo.
Maté de la misma forma que había matado a la anterior, a esta sombra, pero esta vez fue mucho más fácil y rápido, salvo que ahora teníamos cuatro desventajas.
1) el número de sombras que ahora atacaba era mayor a nosotros.
2) No andaba preparado para esto así que tenía poco veneno.
3) No andaba con un ejército sino con una veintena de aprendices inexpertos.
4) Podía aún ser hábil y todo pero lo cierto es que cada vez me volvía más viejo y estar luchando prácticamente solo, con miles de sombras no ayudaba, ellas hacían envejecer a los seres vivos.
No podía soportar ver a mis estudiantes morir y no entendía por qué, ya que estos no eran sueños o eso se suponía, antes de enloquecer con teorías puse todo mi empeño para matar a aquellos seres sombríos.
Mientras luchaba le enviaba mentalmente mensajes a mis aprendices.
Al menos eso sí les había enseñado.

Bien chicos vamos a hacer lo siguiente: repartiré botellas de veneno a los más ágiles y precisos y a los menos fuertes, el resto solo tendrá sus garras, deben ser hábiles sobre todo estos últimos ya que si lo son no las matarán pero al menos ganaremos un poco de tiempo.
Fue muy díficil organizar y luchar con todos estos chicos, en el proceso muchos cayeron pero eso nos hacía más fuertes, hasta que por fin logramos controlarlos y reducir bastante la cantidad de sombras.
En eso un grito desgarrador se escuchó.
Llegó a nosotros una jovencita delgada, en los huesos, con la mirada perdida, su blanco vestido hecho jirones, temblando, con heridas en la piel, ojos llorosos y su cabellera rubia despeinada.
Ahí la reconocí: desde las profundidades de la tierra la había seguido, aunque no podían verme había acompañado secretamente, había seguido la historia de Goji y sabía lo mucho que ella le importaba.
—¡Lucía!
Grité mientras la chica se desmoronaba.
Mis chicos ya parecían soldados verdaderos y tenían la situación bajo control, eliminaron las sombras que quedaban junto con las que se sumaron pues venían detrás de la joven buscando lo último de su esencia.
Cinco estudiantes se recostaron en el suelo e hicieron de camilla para aquel ser de luz que se iba apagando.
De esa forma se la llevaron.
Por fin podíamos irnos.
Ya no importaba la misión anterior, solo que ella sobreviva.

Donde viven los sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora