En pleno carnaval primaveral nace un curioso ser, producto de los sueños marchitos convertidos en pétalos, que con el agua y los minerales de una gran cueva se transforman en este ser. Después de varios sucesos este ser entra en conciencia de si mis...
Así que Lumini decidió llevarlo al Nominario, lugar donde se interpretan y dan sentido a los sueños y en caso de que no lo tengan se le da un nombre.
—Partir por ahí es fundamental, ya que un nombre es aquello que otorga identidad a un individuo, y Alwe es la indicada para otorgarte el tuyo, ya que sabrá escoger el que más se avenga con tu forma de ser, tus orígenes y tu destino. Dijo la alegre voz de Lumini al visitante.
Bajaron al centro del mundo donde estaba el hotel y otros edificios importantes rodeados por un gran patio. Llegaron a un edificio antiguo que mezclaba diversas arquitecturas: lo elegante de las columnas jónicas se mezclaba con el colorido de un palacio árabe y la decoración medieval. De bajo del techo colgaba un cartel en el que se leía "El Nominario".
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Entraron y llegaron hasta un profundo silencio, el interior del edificio tenía el mismo estilo quimérico de su exterior, y esto lo hacía ver más desordenado aún, sumándose las pilas de libros que estaban esparcidos por el suelo, los que estaban cayendo suave y silenciosamente de sus estanterías, los asistentes de Alwe que iban y venían recogiendo los libros que se caían y tomando de esto ciertos datos que alguien que no pertenecía a ese micro mundo difícilmente lograba comprender, los instrumentos de trabajo que utilizaban, igualmente extraños, y en el centro dos globos terráqueos enormes con seres flotando y marcando con pins de diversas formas ciertas zonas de ambos mundos: la tierra y el mundo de los sueños y una gran pantalla que se actualizaba con datos en cada segundo. No podía explicarse cómo con tanto ajetreo había tanta calma.
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Al fondo había una puerta que llevaba a otra habitación la cual empujó Lumini y entraron:
Rodeada de libros y más libros en una pequeña mesa de caoba una gran tortuga escribe en un pergamino sin despegar sus ojos de un gran libro que tiene en el suelo, de vez en cuando con una de sus aletas delanteras recorre las páginas del libro o se acomoda las gafas, con la otra siempre escribe, está tan calmada y concentrada en su tarea que pareciera que ha estado así por toda la vida, y solo ha sido interrumpida por un carraspeo de Lumini para llamar su atención.
—¿Sí?
La suave voz de la tortuga resuena en el silencio de la sala y es seguida por la voz del guía.
