Destiel

Capítulo 40

-¿Y a dónde vamos?

-A ningún lado. Recuerda que no pueden verte.

-¿Acaso te queda alguna botella aquí? -me miró divertido.

Maldita sea.

-Compramos un par de botellas y volvemos. Algo rápido.

-Claro -sonrió hermosamente.

Fui a vestirme rápidamente, mientras el ángel me esperaba en el salón.

-Cas, no es por nada, pero la última persona que me miró así... me la tiré -se rió, pero no dijo nada, sólo caminó hacia la puerta y yo fui tras él.

Qué culo tiene con esos vaqueros.

-Dios.. -suspiré.

-¿Qué? -se giró hacia mí.

-¿Qué? -me hice el sorprendido.

-Oí que dijiste algo.. -frunció el ceño.

-Yo no he dicho nada.. -me miró algo extrañado, pero reanudó el paso.

Por poco...

-Tal vez podríamos tomarnos una copa aquí -dijo cuando aparqué el coche, lo miré serio- Será algo rápido, Dean, no pasará nada.

-Eso no lo sabes y no puedo arriesgarme.

-Oh, vamos -me miró poniendo ojitos ¿de verdad? nunca había hecho eso- Además, mientras estés conmigo no hay de qué preocuparse, ¿no? Tú me proteges -como si yo fuera su ángel guardián, qué gracia.

-¿De verdad quieres tomarte una copa?

-¿Cas no bebía? -aveces olvido que él ya no es él realmente.

-No..él..bueno, era un ángel, y se comportaba como tal. Tú eres más..humano -asintió.

-Pues vamos, bebamos por que vuelva, por él, por mi -nos mirábamos- por ustedes.

-Sólo una y nos vamos -sonrió y me estiró del brazo para entrar.

Una copa se convirtió en varias,  ya que empezamos a hablar y el tiempo se nos pasó volando. Le he contado todo, o casi todo, de cómo apareció en nuestras vidas, de que al principio era un poco capullo, de cómo se convirtió en parte de nuestra familia... Al principio me sentía un poco raro contándole cosas de él a él mismo, pero me dí cuenta de que lo único de Cas que quedaba en él, era su mirada, sólo ahí podía verlo, el resto era completamente distinto, su forma de hablar, de vestir, incluso algunas expresiones  eran diferentes, pero su mirada..era como si pudiera ver su alma a través de ellos, es como si me cautivaran más que antes.

-Oye..-dije levantándome algo torpe- Sólo era una copa y ya no sé cuántas llevamos..

-Yo -le salió un hipo- perdí la cuenta en la sexta -rió- pero estamos bien, yo estoy bien, ¿tú estás bien?

-Claroo.. tengo mucha más práctica que tú con la bebida, cariño -sonreí. Espera, ¿acabo de llamarlo cariño?

-Bueno, de eso no tengo duda -sonrió. Creo que no se dio cuenta de cómo la llamé, pero mejor.

-Deberíamos irnos ya.

-Venga, Dean, una última ¿va?

Lo miré un instante y él puso otra vez ojos de cachorrito, que la verdad, será por todo lo que hemos bebido, pero ahora se ve más tierno incluso.

-La última.

-Te espero aquí.

Llevaba casi cinco minutos esperando en la barra, y seguían sin atenderme. Miré a Cas, a Misha, y sólo estaba jugando con la servilleta mientras esperaba. Sonreí. Volví a echar un vistazo alrededor, asegurándome de que no hubiera ningún demonio y me fijé en que un tipo no le quitaba los ojos de encima a Cas. La camarera seguía sin atenderme y yo ya me estaba poniendo algo molesto, miré al ángel en el mismo momento que me miró y me sonrió, ya está, con sólo una sonrisa podía calmarme. Le devolví la sonrisa y miré hacia el otro tipo, no parecía un demonio, se veía sólo como un estúpido capullo, pero no dejaba mirar a Cas de reojo, como si le diera vergüenza, yo lo observaba mientras seguía intentando inútilmente que la camarera me atendiera; de repente veo cómo se termina su copa de un trago sin quitarle ojo a Cas, suspira y deja la copa vacía sobre la mesa, mierda, ya sé a qué va ese gilipollas e iba a acercarme cuando la camarera me atendió.

-¿Qué quieres, guapo? -a buena hora, chica.

-Dos whiskys -miré hacia Cas y vi cómo le regaló una sonrisa al capullo. Se dijeron algo y el imbécil le puso una mano en el hombro ¿por qué diablos tiene que tocarlo? Le sonrió y se marchó. Cas miró hacia mí y yo me giré a coger las copas.

-¿Qué quería ese imbécil? -pregunté dejando las copas en la mesa.

-Nada, sólo quería invitarme a una copa. Fue muy amable -miró hacia él y se sonrieron, por lo que me puse a su lado y rápidamente se le quitó la sonrisa al muy capullo.