Capítulo 43

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-¡Dean! ¡Cuidado! -gritó Sam, pero yo ya había salido volando estampándome contra una pared.

-¡..Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden..! -rezaba Leonard, el tio regordete, escondido debajo de una mesa.

-¡Quema la maldita pulsera! -grité desde el suelo- ¡Leonard! ¡La pulsera!

El rarito de gafas tenía razón, él no tenía nada que ver con las muertes de aquellas chicas, sino una vieja pulsera que había comprado de la tienda de segunda mano. ¿La razón? El fantasma era un tipo que había tenido mala suerte en el amor, por lo que mataba a todas aquellas personas que rechazaban al portador de dicha pulsera, en este caso, Leonard. 



-Hey, Misha -dijo Sam cuando el ángel contestó- ¿Cómo va todo?

-Algo aburrido, la verdad, pero bastante bien. ¿Y ustedes?

-Bien bien. Ya terminamos el caso, así que desde que Dean traiga la comida vamos para allá.

 Ya terminamos el caso, así que desde que Dean traiga la comida vamos para allá

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-Lo echo de menos.. -soltó Misha.

-Ahmm.. -dijo Sam algo confuso.

-Oye, no creas que a ti no te hecho de menos, eh.. -Sam sonrió.

-Yo que te llamaba como un buen amigo y ahora me dices que sólo te acuerdas de Dean.. -fingió dolor.

-Bueno, comprenderás que la casa está muy vacía sin sus quejas -rieron los dos.

-En eso tienes razón -miró hacia la tienda- Oye, te tengo que dejar, pero en un par de horas estaremos ahí.

-De acuerdo, aquí estaré.

-Ya  -dijo sonriendo- Tampoco es que te quede de otra.

-Exacto -sonrió también- nos vemos.

-¿Quién era? -pregunté cuando llegué junto a mi hermano.

-Nada importante -contestó Sam y yo lo miré extrañado, pero pasé del tema- Has vuelto rápido.

-¿Rápido? -¿me está vacilando?- He tardado una eternidad, porque según el tio "no entendía lo que decía" ¿Qué es lo que no entiendes de una maxi burguer con queso y doble beicon? -Sam rió.

-Quizás lo que no entiende es cómo puedes comerte eso.

-Pues te he traído lo mismo -dije y la sonrisa se le quitó.

-Dean.. -dijo quejándose.

-Dijiste que eligiera yo, además, está muy bueno, en serio -soltó un suspiro de resignación y nos sentamos al lado del coche para comer.

Llevábamos un rato comiendo en silencio, como tantas veces lo hemos hecho, simplemente mirando alrededor, disfrutando las vistas, observando el cielo y pensando en miles de cosas, como yo ahora, pensando en cómo estará Cas, en qué estará haciendo, bueno o en si seguirá vivo..porque en realidad el que espera en el búnker no es Cas, no es él realmente, sino Mishael, un tio que vivía con un demonio y con el que al parecer tenía una vida y planes de futuro.. Dijeron que le borraron la memoria, pero no creo que sea sólo eso, sé que hay algo más..mi intuición me lo dice, y tristemente, casi nunca me equivoco.

-¿Crees que "Misha" estará bien? -solté de repente.

-¿Misha? Claro, ¿Por qué no iba a estarlo?

-No lo sé, sólo preguntaba.. es decir, está ahí solo.. y ni siquiera ha llamado -dije esto último con algo más de enfado de lo que pretendía.

-¿Y por qué no lo llamas tú? -dijo dando otro mordisco.

-¿Qué? ¿Para qué?

-Mmm.. no sé Dean.. -dijo con cara de obviedad - Para preguntarle qué tal, ¿tal vez?

-Paso, a lo mejor se piensa algo raro, como..no sé -seguí comiendo.

-¿Como que estás enamorado de él? -enarcó una ceja y yo casi me atraganto.

-¿Qué? ¡Yo no estoy enamorado de él!

-Tranqui hermano -dijo dándome palmadas en la espalda- Es Cas, ¿qué problema hay?

-Que ese no es Cas, ese es el problema -contesté apartándole la mano.

-Le han borrado la memoria, pero sigue siendo él.

-No Sam, ese no es Cas, creo que ya ni siquiera es un ángel. Ese tio es Mishael Collins, un tio que se parece a Cas, pero que no es él -dije algo arrebatado.

-Sigue siendo él, Dean. Le han lavado el cerebro y parece alguien distinto, pero al fin y al cabo sigue siendo Cas.

-Paso de hablar más del tema -dije levantándome a tirar la basura.

-Como quieras -dijo encestando su basura- Pero te manda saludos.

-¿Qué? -me giré sorprendido hacia él- ¿Has hablado con él?

-Sí, lo llamé antes y dijo que te echaba de menos.

-¿Y para qué diablos lo llamaste, Sam?

-¿Y para qué diablos lo llamaste, Sam?

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-Para saber cómo estaba, Dean. Que tú no quieras llamarlo por una idiotez no significa que yo no pueda hacerlo. Además, te morías por saber cómo estaba.

Lo miré serio, pero tenía razón, por lo que me dirigí de nuevo al coche.

-Sube, que nos vamos.

DestielWhere stories live. Discover now