Prólogo

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La noche era oscura, apenas podía verse más que troncos y arbustos. El silencio era absoluto. Ni siquiera los pájaros se atrevían a romperlo con sus cantos. Un gato apareció entre las plantas, su pelaje moteado levemente erizado.

— Musgoso, ¿dónde estás? — preguntó mientras su mirada escudriñaba la zona, llena de un brillo extraño.

—¿Qué quieres de mi? — preguntó el atigrado marrón saliendo de un arbusto de espino, dándose algunos lametones en el hombro y bizqueando.

El gato sonrió.

—Lo siento. Pero mi Clan es lo primero. — declaró, mientras sus uñas se deslizaban hacia fuera con impaciencia.

—lo se... pero eso no expl...  — calló al oir pisadas, girando una oreja hacia la procedencia del ruido, —¿No habrás vuelto ha...?

Varios gatos aparecieron entre las sombras, rodeándolos, entre ellos estaba Trinado, guerrero blanco del Clan del Hielo. 

—¡Trinado! — bufó Musgoso girándose hacia el gato, su mirada ámbar recorrió a todos los gatos presentes.— ¡Vete de aquí! — gruñó arqueando l espalda, su larga cola sacudiéndose.

— ¡Silencio! — una gata de espeso pelaje gris apareció con un potente salto, aterrizando apocas colas de distancia del atigrado marrón.

— Estrella Nubosa... — masculló bajando la cabeza Musgoso — Están invadiendo. — añadió fulminando con la mirada al gato moteado y a Trinado.

— No trates de confundirme, Musgoso, Trinado te ha traicionado. Me ha contado la verdad, tus planes...

Musgoso parpadeó sorprendido, dando un paso atrás.

—Estrella Nub...— intento maullar, sus bigotes rectos por la impresión.

—¡Calla! No quiero verte más. Vete de aquí, y no vuelvas. — ordenó la líder mirándolo con dureza.

Musgoso miró al gato moteado gris.

—Viento Gélido... ¿Cómo has podido? Yo no...

El gato mostró los dientes.

—Fuera— siseó.

Musgoso miró a Trinado, y a todos los presentes, entre ellos estaba Cola Florida, que apartó la mirada, llena de dolor.

—Musgoso... — suspiró mientras su cola rozaba su vientre. — Adiós.

Musgoso  quería hablar, pero sabía que no obtendría nada. Viento Gélido lo había preparado todo, y sus palabras serían tomadas por mentiras.

—Adiós. – fue todo lo que dijo mirando a su líder. — Cola Florida, no les habla de mi... Ahórrales el dolor... 

—No hablará de ti. A partir de ahora nadie podrá nombrarte, Musgoso. Vete ya, o te mataré. — gruñó Estrella Nubosa. — Jamás imagine que pudiera haber traidores este nuestras filas.

Musgoso inclinó la cabeza y se alejó, dejando atrás lo que hasta ese momento llamaba hogar, dejando atrás a su pareja, y dejando atrás a sus cachorros, que aun no habían nac

Gatos guerreros. Sombras en la noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora